La avenida Cruz Peraza, es una de las arterias viales más transitadas de la ciudad de Maturín. En ella se encuentra la casa de Juan Alberto Carrizales, pero no es cualquier casa, tiene algo particular que la hace atractiva.
La pasión de Carrizales, es la orfebrería y la joyería, arte que de alguna manera implementó en su residencia, donde la fachada principal está decorada con vidrios y espejos en forma de mosaico.
“La casa de los espejos” en la referida avenida maturinés se ha convertido en un punto turístico para más de uno que visita la ciudad, los destellos y reflejos del sol en los cristales adheridos al concreto hacen del lugar un espacio único, muchos aseguran que parece una bola de discoteca con los cientos de luces que de ella emana.
En el relato del orfebre, asegura que hace unos años atrás inició arreglando la esquina de la vivienda con muy pocos recursos, “en realidad era lo que conseguía en una zona donde botaban escombros y allí encontraba el vidrio y espejos que están allí pegados”.
Unos portones metales de gran tamaño, trenzados, como si se tratara de una cesta de palma, complementan el diseño que viene realizando Carrizales.
La llamativa vivienda no se queda solo en fotos que muchas personas se han tomado en ella, también ha aparecido como uno de los puntos focales de una película que se grabó en la zona.
“Es una satisfacción bonita la que se siente al saber que mucha gente se detiene a preguntar y a tomarse fotos para el recuerdo o para mostrársela a sus familiares en otras partes del país.
En la actualidad, una parte de la casa se encuentra en remodelación con otro tipo de arte, el mosaico ha dado parte al concreto armado y a los adornos de figuras en hormigón.
Destaca Carrizales, que con ello busca dejar en Maturín un lugar convertido en un arte.