“Para el momento de su construcción, la ciudad llegaba hasta donde es la redoma Juana Ramírez y alguien me preguntó, Monseñor ¿porque construye la catedral a las afueras de la ciudad? a lo que respondí: hoy está a las afueras, dentro de poco será el centro de la ciudad”, contó una vez el primer pastor de la Diócesis de Maturín, Monseñor Antonio José Ramírez Salaverria (+).
Parecieran ser palabras proféticas de quien entregó su vida y amor a tierras monaguenses. Aseveración que hoy día es una realidad. El centro, lugar de encuentro y corazón de la “Sultana del Guarapiche”; es la joya arquitectónica llamada Catedral Nuestra Señora del Carmen.
El pasado 23 de mayo se cumplieron 42 años de la consagración de la principal edificación de la ciudad que se encuentra ubicada entre la avenida Bolívar y la calle Monagas. El icono se mantiene en pie, deslumbrando a propios y visitantes, siendo referencia de la arquitectura contemporánea.
Si en algo estaba claro Monseñor Salaverria, es que quería regalarle a su esposa (la Diócesis de Maturín), una joya que la engalanara y la hiciera un referente; una casa donde sus hijos sintieran el calor de un hogar, donde son acobijados y protegidos por la madre. ¡Lo logro!
La construcción del reciento espiritual se dio el 16 de julio de 1959, día de Nuestra Señora del Carmen, con la colocación de la primera piedra. La feligresía católica monaguense, los sectores privados y organismos del Estado Venezolano, entre ellos el Ministerio de Relaciones Interiores y de Justicia, hicieron aportes muy importantes para la Construcción de la Catedral.
Veintiún años después lo que era un sueño, se convirtió en una realidad. Con un estilo románico el arquitecto alemán Ernesto Prall, diseñó la obra. La catedral no es solo una edificación, es un sentimiento arraigado en quienes habitan este estado oriental y un amor a primera vista en aquellos que la visitan.
Su fachada es de cruz latina con dos torres laterales donde reposan relojes. En la entrada principal se sitúan tres puestas realizada por la señora de origen alemán, Angélica de Peñaloza. Su nave central es de forma de cruz, y alrededor de su cúpula vitrales con artes religiosos de siluetas de santos venerados por el pueblo cristiano católico.
La superficie de la construcción es de 2310 m2, su ancho 33 metros, su longitud 83 m2, y las torres tienen una altura de 62 metros, lo que la convierte en la catedral más alta de Venezuela, y una de las de Latinoamérica.
Cuenta con una cúpula de 18 metros de diámetro. Las torres tienen una altura de 62m cada una, la de la izquierda está provista de un ascensor capaz de trasladar a sus ocupantes hasta la otra torre de donde se puede observar la ciudad desde los cuatro puntos cardinales a una altura de 40 metros.
Su encanto artístico está reflejado en 36 vitrales laterales multicolores y 7 centrales donde están representados San Marcos, San Mateo, San José, Nuestra Señora del Carmen, San Simón, San Juan y San Lucas.
En el año 2007, durante el mandato regional del gobernador, José Gregorio Briceño, a la Catedral de Maturín se le realizó una remodelación sin alterar su diseño. Los trabajos contemplaron pintura en toda la estructura del templo, se añadió un sistema de aire acondicionado y se agregaron puertas automáticas con sensor.
En el año 2012 como adición, se remodeló el área externa de la Catedral con la incorporación de paisajismos y obras de arte en el paseo que conforman parte de sus espacios. Como elemento decorativo, se instaló un sistema de iluminación que puede ser visto en las horas nocturnas desde La Toscana, e inclusive desde los aviones comerciales que sobrevuelen el territorio.
Desde el 2006, la Catedral Nuestra Señora del Carmen, fue nombrada como hito arquitectónico del Municipio Maturín, según la Ordenanza Municipal del Patrimonio Simbológico de Maturín.
Este nombramiento obedece a la majestuosidad que representa la obra no solo para los habitantes de la capital monaguense, sino también para todos los residentes del estado Monagas. Hasta ahora, el templo religioso sigue siendo el edificio más alto de la “ciudad distinta”.
El primer pastor de la Diócesis de Maturín, fue Monseñor Antonio José Ramírez Salaverria, su gobierno episcopal inició el 24 de mayo de 1958 y se extendió hasta el 7 de mayo de 1994, por lo que se mantuvo como pastor por 36 años, quienes tuvieron la oportunidad de conocerle lo describen como un hombre, cercano y servicial, dedicado a edificar la iglesia peregrina en Monagas.
Monseñor Diego Rafael Padrón Sánchez, asumió las riendas el 7 de mayo de 1994, convirtiéndose así en el segundo Obispo de la Diócesis de Maturín, su gobierno se extendió hasta 27 de marzo de 2002. Se preocupó entre otras cosas por la formación del clero diocesano por lo que fundó el seminario de la Diócesis. Hombre de Carácter fuerte pero siempre cercano a su feligresía.
Es Monseñor Enrique Pérez Lavado, oriundo de Maracaibo estado Zulia, el tercer y actual Obispo de la Diócesis de Maturín. El nombramiento fue dado por el Papa Juan Pablo II el 8 de agosto de 2003. Fue ordenado Obispo el 31 de octubre de 2003 en la Catedral de Nuestra Señora del Carmen, siendo hasta ahora el único obispo que ha sido ordenado y consagrado en el mencionado templo.
En esa celebración, Monseñor Salaverria, hizo suyas las palabras de Simeón «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.» como una analogía al primer consagrado nacido en el seno de la catedral.
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