A pesar que están censados, surtir gasolina en la ciudad de Maturín se ha convertido para los choferes en una especie de “ruleta rusa” o también en un “billete de lotería”.
El premio gordo se obtiene cuando al llegar al dispensador se surten los cuarentas litros, “un chepazo”, dirían algunos ya que por lo general la cantidad de litros ronda entre los 20 y 30 por unidad vehicular para los ciudadanos comunes.
Las colas son interminables, la orden gubernamental de no pernoctar en las inmediaciones de las estaciones de servicio fue echada en saco roto y actualmente nadie hace caso y mucho menos hay quien supervise en horarios nocturnos, así como en los primeras semanas cuando el gobernador dio la orden.
Durante el día, la situación es peor. Las filas son kilométricas y avanzan como dicen los mismos profesionales del volante de forma irónica “a pasos de vencedores”, cuando la verdad es que es a paso de morrocoy.
Esperar el turno dentro del carro es impensable con las altas temperaturas que se han registrado en la capital monaguense. El aire acondicionado no refresca, solo dispensa vapor y la situación se torna más complicada si el carro se recalienta. El poquito de combustible que queda en la unidad es para rodar en la cola hasta llegar al pico de la manguera.
Quienes se aventuran a pasar hasta más de cinco horas en la fila para surtir del hidrocarburo deben sortear el día entre el calor, los coleados y rogar al cielo llenar el tanque del vehículo para no perder el tiempo.
Ir con ropa fresca o ligera y unas cuantas botellas plásticas con agua en estado sólido o bien fría es lo más común que se encuentra una cola para echar gasolina, comprarse un refresco implica un duro golpe al bolsillo cuando la bebida pasa los 60 bolívares.
“No se puede, es insoportable pasar si quiera media hora dentro del carro con estos calorones que están haciendo, uno se derrite o le da un ataque de tensión”, afirmó Marglorys Villasmil, una fémina de aproximadamente 45 años, quien trajeada con un vestido de flores y una gorra aguardaba su momento.
Y es que los mismos choferes han tenido que brindar atención médica, los golpes de calor han conllevado al desmayo a más de un chofer en diferentes lugares de la también llamada “Ciudad Distinta”, donde se hacen las colas en las adyacencias de las gasolineras.
Carlos Zerpa, reconocido cardiólogo en Maturín, expresó que las altas temperaturas han contribuido al aumento de las visitas a la consulta de cardiología. El especialista resalta que aunque mayormente son las personas mayores quienes presentan problemas del corazón, se ha registrado un incremento de jóvenes.
Aunque no hay nada confirmado, no se descarta que a consecuencia del estrés y el calor al que se han expuesto cientos de personas, también se haya elevado de consultas en esta área de la salud.
Los profesionales del volante solicitan a las autoridades regionales y de la estatal venezolana Pdvsa, buscar soluciones a la problemática y garantizar el suministro de gasolina de manera rápida y eficiente
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