Entre monte, charco, delincuencia, malos olores y aguas negras viven los vecinos del sector Nueva República, situado en las inmediaciones de la avenida Universidad del municipio Maturín.
Milagros Martínez, quien funge como líder de calle aseguró que en más de 30 años de fundado el sector, hasta los momentos no cuentan con una red de aguas residuales, por lo que las mismas circulan libremente entre canales improvisados que han formado los residentes en la tierra.
La representante vecinal manifestó que la problemática se agudiza cuando llueve debido a que el sector se inunda y resultan afectadas varias casas, que en realidad son ranchos construidos con láminas, madera y retazos de cartón o plástico.
“Aquí todos estamos en peligro porque si ese caño, Dios no lo quiera, llega a desbordarse como ya una vez ocurrió, vamos a navegar y no precisamente en agua limpia”, afirmó Martínez.
Juan Chacón, es el reflejo palpable del olvido de los pocos representantes gubernamentales que han llegado al sector ofreciendo promesas.
Chacón, lleva esperando más de 10 años por unos cuantos bloques y cementos que le permita construir una pieza ya que su vivienda se quemó por completo y hasta ahora no ha podido reconstruirla debido a los altos costos de los materiales.
Otra de las afectadas en el sector y a quien la casa se le llena de agua por la crecida del caño es la señora Rosa Jiménez de Figuera. En sus palabras, la fémina manifestó que al sector solo llegan las ayudas cuando hay procesos electorales y ameritan garantizar el voto de sus vecinos.
“Que les cuesta a la alcaldesa o al gobernador que son los que están en el poder apoyarnos con unos camiones de relleno y así evitar que se nos dañen los pocos “coroticos” que tenemos, solo se acuerdan de nosotros cuando quieren el voto, de lo contrario no somos importante para ningún político.
Según las palabras de Jiménez, en el sector existe gran cantidad de infantes que muchas veces deben faltar a clases debido a que no pueden salir de sus hogares por el desbordamiento de las aguas negras.
Ciro Bolívar, es la radiografía viviente de lo que puede ocasionar la delincuencia que azota en la comunidad.
Bolívar, apenas tiene 33 años y esta invalido por un balazo en la columna que le ocasionó una lesión medular, cuando fue víctima del hampa que trató de despojarlo de su motocicleta.
Actualmente se encuentra tendido en una cama, recluido en una pequeña pieza que sirve de hogar. Un pequeño ventilador le mantiene refrescado en estos días de intenso calor, ademas amerita ser evaluado médicamente y de una silla de ruedas que le permita movilizarse al menos más allá de su dormitorio.
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