Mientras la disparidad del dólar va dejando por el piso al salario mínimo integral y dándole fuerza a la hiperinflación en Venezuela, los trabajadores del sector público siguen recurriendo a la vía informal para generar otra fuente de ingresos que les permita ayudar a su familia económicamente.
Y es que el sueldo actual que devenga un venezolano no cubre siquiera el 5 por ciento de la canasta básica alimentaria, aún cuando en el caso de los trabajadores públicos pueden llegar a cobrar hasta 10 dólares mensuales, de acuerdo con su nivel profesional o años de experiencia.
Tal es el caso de un empleado de seguridad residente en Maturín, que aunque prefirió mantenerse bajo anonimato por temor a represalias, aseguró que lo que cobra en una escuela primaria donde trabaja como vigilante llega a ser hasta mil veces menos de lo que gana remendando zapatos.
En una entrevista con El Periódico de Monagas, el empleado de seguridad detalló que con reparar calzados en un día, dependiendo de cómo se desarrolle la jornada, logra adquirir entre 1.700.000 y 3.200.000 bolívares.
“Por coser un par de zapatos cobró 500 mil en efectivo y 600 mil si es por transferencia o pago móvil. Mientras pegar una suela cuesta 700.000 en efectivo y 800 mil por transferencia o pago móvil”, agregó el zapatero.
Mencionó que sus clientes optan por cancelar el servicio mediante los pagos virtuales que en efectivo, ya que prefieren utilizar el papel moneda en situaciones de emergencia.
“En la escuela me pagan Bs. 550.000 los días 10 y los 25 le pagan entre 750 y 800 mil por vigilar la escuela de noche”, acotó al señalar que trabaja en la institución desde hace más de 2 años. Aunque no quiso identificar la escuela donde labora, detalló que se encuentra en el centro de la ciudad capitalina.
Por último, cuestionó: “Si nosotros hemos logrado conseguir las vías para responder ante la crisis económica que afrontamos, porque el Gobierno no hace lo mismo en vez de seguir diciendo que por las sanciones de Estados Unidos es que estamos así”.
Este ciudadano que reside en uno de los sectores aledaños a la avenida Orinoco de Maturín, cuenta que con su experiencia como zapatero ha logrado mantener a su esposa, sus dos hijos y el que viene en camino.
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