Tal como se tenía previsto y luego de dos años de no llevarse a cabo por razones de la pandemia del COVID-19, nuevamente los católicos de la ciudad de Maturín inundaron las avenidas Bicentenario y Bolívar con el tradicional Viacrucis Diocesano.
Cientos de personas de las diferentes parroquias que hacen vida eclesiástica en la capital monaguense se dieron cita en la parroquia Santa Cruz, situada al frente de la Plaza Piar, desde donde partió el recorrido de aproximadamente dos kilómetros de distancia.
Entre cantos y reflexiones, los asistentes meditaron las quince estaciones que comprende el Viacrucis, y que fueron distribuidas desde la mencionada parroquia hasta la catedral Nuestra Señora del Carmen, donde se ofició la misa de clausura de la actividad.
Algunos de los creyentes aprovecharon la oportunidad para caminar descalzos como forma de penitencia, otros lo hicieron en recordatorio a la vía transitada por Jesús, rumbo al Calvario donde fue crucificado; mientras que otros lo hicieron para implorar el fin de la guerra entre Ucrania y Rusia y el cese de la pandemia que ha cobrado miles de vidas en todo el mundo.
La actividad estuvo encabezada por Monseñor, Enrique Pérez Lavado, quien estuvo acompañado por parte del clero de la Diócesis de Maturín.
Según las palabras del Pbro. Samael Gamboa, párroco de la Catedral, la meditación del viacrucis fue ofrecida por diferentes intenciones, siendo una de las principales encomendar al personal sanitario que ha dado la vida y se mantiene luchando diariamente para erradicar el COVID-19.
Una de las médicos que cargó la cruz durante el recorrido fue la pediatra Gregoria Mata, en sus palabras, la galeno fue enfática al destacar que una vez más participa del viacrucis, sin embargo, este año con la intención de unirse a todos sus colegas y comunidad en general para pedir por el fin de la pandemia que ha mantenido azotada a toda la población. «Adicionalmente pido por la salud de mi hijo que se vio bastante delicado de salud en el Hospital Núñez Tovar.
Por su parte, la señora Ana Teresa Salazar, quien hace vida en la parroquia San José Obrero del sector Los Bloques, aseguró que como cristianos y creyentes participar del Viacrucis es un acto de fe y amor, Su presencia durante el recorrido fue para pedir por la sanación de todos los enfermos y rogar al sufriente el cese de la guerra y así se de cabida a la paz en el mundo.
Maricarmen Tovar, fue otra de las asistentes a meditar las quince estaciones del Viacrucis, en el caso de la feligrés que hace vida en la Catedral de Maturin, más que pedir por una intención en particular, la motivó celebrar que nuevamente la feligresía esta junta tras dos años de intensa pandemia.
«Feliz de volver a reencontrarnos, Pido a Dios de manera particular que nos permita entender que todos estamos llamados a convertirnos, a dar lo mejor cada uno y responder al llamado que el Señor nos hace, que podamos ayudar a los demás y que permitamos que el reino de Dios se instaure en la tierra, como dice el Papa Francisco, vivir en la alegría de Cristo para ser felices
La tradicional Misa Crismal que la Diócesis de Maturín, acostumbraba a realizar el jueves santo como día del sacerdote, este año fue cambiada para el día de mañana sábado nueve de abril a las nueve de la mañana.
Durante esta solemne Eucaristía, los feligreses de Monagas acompañarán a cada uno de sus párrocos quienes en unión al Obispo diocesano renovarán sus promesas sacerdotales y consagraran el óleo del Santo Crisma y la bendición de los óleos del catecúmeno y de unción de los enfermos.