El tema «Venezolanísimo» ha sido la melodía que a capela se puede escuchar en las unidades de transporte colectivo en Maturín, por la voz del jovencito Anthony Millán, quien se sube para conseguir dinero, con la finalidad de ayudar a sus abuelos, avanzados de edad y enfermos.
El muchacho, con tan solo 12 años de edad, llegó junto a su mamá desde Margarita para acompañar a sus parientes que hace unos meses han presentado complicaciones de salud.
La melodía del joven, rap consciente, motiva a los aplausos y reconocimientos de los pasajeros que ayudan a la causa.
Anthony vive con sus familiares en Santa Inés, pero su talento lo trajo de la isla, donde aprendió la rima y la letra de algunas canciones que hoy le dan su fama en las calles y autobuses de la ciudad.
Aunque no inicia su presentación, como otros, contando el por qué lo hace, solo pide la atención de los presentes, logrando en ellos la sonrisa y corroborar en la letra lo que se vive día a día.
La letra «Venezolanísimo» aunque pareciera un canto de protesta, identifica al pequeño joven que atraviesa por las mismas circunstancias que cualquier adulto.
El muchacho por ahora se organiza entre el trabajo y los estudios, «hoy (martes) por ejemplo trabajo en las mañana y en la tarde tengo que ir al colegio porque no me quiero descuidar de los estudios».
Su mayor sueño es llegar a los grandes escenarios como el de Sábado Sensacional de Venevisión o de Tves para contar con más recursos y sacar adelante a sus abuelitos y padres. «Me han dicho que tomara el número de teléfono del programa de talentos que tiene el canal 2, pero no he logrado conseguirlo».
Por ahora, solo su escenario son los pasillos y escaleras de los autobuses, expuesto al peligro de la calle.
No, respondió el muchacho con seguridad, al tiempo que agregó: como somos varios los que trabajamos en la calle cantando y vendiendo, nos cuidamos unos con los otros porque trabajamos por un mismo fin, llevar la comida a la casa.
Millán relata que al día puede reunir hasta 25 mil bolívares en efectivo y al comprar en cualquier mercando popular puede acceder a un pollo, kilo carne y demás producto de la canasta básica.
«Con lo que canto, que es hasta mediodía, puedo llevar la comida a la casa y ayudar allá para que no nos falte y comer bien», dijo.
También, aseguró el joven, «puede comprarme mis zapaticos, ropa y demás cosas que necesite de mi higiene personal».
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