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Las calles céntricas de Maturín amanecieron abarrotadas este 23 de diciembre, y aunque esto no sea algo sorpresa para la época, donde las compras para la cena de Nochebuena se hacen a último momento, así como el estreno de ropa es tradición y los juguetes para cumplir con el anhelado Niños Jesús, esta Navidad se torna algo diferente de los años anteriores.
Y aunque las compras pudieran reflejar todo un acto consumista, es también, la muestra de contribución a familiares bien sea por solidaridad, o de cariño por la ocasión, así como todo lo que implica la separación y ausencia por el hecho migratorio e incluso, por posibles pérdidas de familiares a causa del Covid-19.
Estos dos hechos marcados en la sociedad venezolana, y particularmente, en Maturín, han han conllevado a la reflexión, al cambio de actitud de asumir y ver la vida con una actitud más positiva (sin ser burla), autocrítica y consciente.
Tal como lo afirma Luisányelis Cumana, quien sostiene que «hay que disfrutar con que se tiene y con lo que nos dan, en el aquí y el ahora. Buscar las maneras, sin atropellar a nadie, a ser mejores personas cada día, teniendo solidaridad con el otro, cuidarse más y no depender del “Papá Estado” para mejorar nuestra economía familiar».
Para Yohana Brito, lo que más solicita es que «esta situación económica cambie. Que se vuelva a reunir más la familia. Muchos de nuestros familiares están afuera, y gracias a ellos, medio podemos resolver. Uno de los tíos nos envío el regalo del Niño Jesús para el bebé más pequeño, pero está la ausencia de mis hermanos… Nada que uno puede hacer con ese sueldo que no alcanza. Hasta este momento nada de hallaca ni estrenos para mí. Yo pido para todos es que nos conceda salud, pero que cambie esta situación para que estemos toda la familia, porque toda la familia está afuera, la familia está dispersa», expresó enfáticamente.
Para Gregory Figueroa, «hay que hacer del venezolano un hombre totalmente nuevo, y eso parte de los valores de la casa, y de cambiar a cuánto político hipócrita exista, estamos ante personas con ausencia de la honestidad, y de paso, ante un Homo Economicus, es decir, un hombre egoísta, que solo cree que la vida se resuelve gracias al dinero y que busca cuánta información necesite con tal de que, con ella, pueda tener tanta información útil para ganar más y más dinero… Pero bueno, también es verdad, hay que quitar eso de que el dinero no da la felicidad. ¡Claro que la da, y resuelve tantas cosas!».
A criterio de Ronald Corpo, quien al momento de la entrevista estaba acompañado de su esposa, Iliana Roa, e hijos, y apenas tenían 3 días de haber llegado de Brasil, comentó que «Todavía nos falta todo, como para los adultos». «Gracias a Dios ya resolvimos la ropa para los niños y los juguetes del Niño Jesús, él nunca se olvidó de ellos», dijo Roa expresando a su vez que estaban contentos por poder compartir con su familia aquí en Maturín. «Lo que nos falta es honestidad», expresó Roa para concluir.
En consonancia al tema, Francisca Guayapero expresó que «ya nosotros con esta pandemia y esta crisis económica que atravesamos y que seguimos atravesando, comprendimos, o, bueno, un grueso de nosotros comprendió que no podemos estar dependiendo de un quince y último, que hay que emprender… ¿es duro? sí, pero hay que insistir. Y apoyarse de la familia, claro, si es que acepta y se solidariza porque todos estamos sufriendo, debemos apoyarnos».
Según Tamara Tocuyo, quien viene de Margarita con su esposo e hija, «lo que falta es dinero, para resolver muchas cosas. Y para las cenas navideñas, pues cada uno de la familia colocó algo y estamos haciendo en este momento el guiso de las hallacas. La «pinta», ¡eso está arreglado!, la del año pasado. Con respecto al Niño Jesús, ya está está consciente. Además, por el lado humano, lo que falta en nosotros, en los venezolanos, en los maturineses, es la unión familiar, más unión familiar».
Queda claro, entonces, que los maturineses consideran que la cercanía con sus familiares y la unión con ellos mismos es necesaria para sostenerse, donde, no solo es por la Nochebuena ni por la Nochevieja, sino continuamente, siendo un punto estratégico para vivir en armonía.
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