Abarrotadas, Así se encontraban las principales iglesias católicas de la llamada ciudad distinta, cuanto centenares de feligreses acudieron a ellas para participar del tradicional Miércoles de Ceniza, fecha en la cual se da inicio a la Cuaresma.
En la catedral de Maturín se realizaron dos eucaristías, una a las ocho de la mañana y otra a las cinco de la tarde, siendo esta última presidida por el Obispo, Monseñor Enrique Pérez Lavado. En la iglesia de San José Obrero, situada en el sector Los Bloques, como en la de San Simón, en las adyacencias de la gobernación del estado Monagas, también se efectuaron dos celebraciones eucarísticas.
El pastor monaguense, resaltó en su homilía que, la ceniza es un símbolo de penitencia, de la persona que sabe y reconoce pecadora, destacó que en la antigüedad, quienes se sentían impuros se llenaban la cabeza de ceniza y desde allí parte la tradición.
Sin embargo, fue enfático en manifestar que, al dar inicio a la Cuaresma, el cual es un tiempo de preparación, penitencia y arrepentimiento, es necesario tener en cuenta como católicos las bases fundamentales de este periodo como lo son: el ayuno, la oración y la abstinencia.
«Es un tiempo muy hermoso si lo sabemos aprovechar. Son cuarenta días que nos recuerdan los cuarenta años del pueblo de Dios en el desierto, así como los días que Jesús vivió en el desierto y fue tentado por el maligno. Nosotros en este tiempo debemos aferrarnos más a Dios, para que juntos podamos gozar después de la alegría de la pascua, la verdadera pascua», aseguró el jerarca católico.
En cuanto a la ceniza, dejó en claro que no se trata de un ritual para ahuyentar las «malas vibras» y que mucho menos es un sacramento.
«La ceniza es un acto sacramental que nos recuerda nuestra condición de pecadores, en muchas partes la gente pide que se le coloque la ceniza a los niños menores de siete años y eso no es así, porque ellos no tienen conciencia del pecado, se coloca a los niños que ya han realizado su primera comunión y saben lo que es el pecado, de allí en adelante todos pueden recibir el polvo que nos recuerda de donde venimos y a dónde vamos».
En su catequesis, Pérez Lavado, destacó que la ceniza es producto de la quema de palmas y ramos bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior.
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