Visitar a una ciudad , más si es francesa y no hablar de su gastronomía; es como dar una visión incompleta de su cultura, de su vida y del sentir de la gente ; Montpellier sigue la tradición mediterránea heredada en la antigüedad que se cree ayuda a preservar la salud
En la cocina de Montpellier son básicos ingredientes como aceite de oliva, ajo, albahaca, frutas y legumbres, quesos de leche de cabra y oveja, miel, aceitunas y hierbas como tomillo, romero y laurel. Asimismo, las habilidades de los chefs se mezclan con recetas tradicionales y el uso de los productos locales. El vino es un protagonista de la comida de la región, siendo ésta el mayor productor de vinos de mesa del país, pero aun cuando la comida mediterranea es propia de la región, no se puede dejar de hablar de la baguette que tiene un significado especial para todo francés .
La baguette, el emblema de un país
En ningún otro país una simple barra de pan se ha erigido en símbolo de toda una nación. La baguette, de unos 70 cm de longitud y 6 cm de altura, y que pesa entre 200 y 250 g, es considerada por el resto del mundo típicamente francesa
En París casi nunca escaseaba el pan, ya que desde tiempos romanos contaba con la llanura de Beauce como reserva de trigo. Esta riqueza de cereales permitió la construcción de la catedral de Norte-Dame. Sus monumentales vidrieras fueron financiadas por los comerciantes del lugar.
Los panaderos, con cuatro ventanales, fueron el gremio que más contribuyó, lo cual demuestra la importancia que tenían entonces. Precisamente, ellos daban forma de bola (boule) a la masa, lo cual dio origen a la denominación boulanger, que se remonta al siglo XV. El pan tenía forma redonda, con corteza y miga gruesas y sin sal, ya que era demasiado cara.
Especialidades de Montpellier
Entre las especialidades regionales en Montpellier se encuentra la cassoulet, un guiso de alubias con confit de pato, chorizo y piel de cerdo. El macaronade, que lleva pasta y brageoles, una salsa de carne de res con tomate, las albóndigas adobadas de carne de ternero y cerdo.
Prueba el clapassade, un platillo elegido como símbolo de la ciudad, que consiste en un estofado de cordero con salsa de regaliz y miel. Otros platillos tradicionales con frutos del mar son la anchoïade, salsa elaborada a base de anchoas con ajo y aceite de oliva que se acompañan con vegetales crudos; rouille de seiche, paté de sepia con alioli, que es una sala a base de ajo y aceite de oliva, y tielle, que son una especie de tartas rellenas de pulpo o calamar que se sazonan en una salsa de tomate picante.
Entre los postres tradicionales hay clafoutis aux abricots, tartas de masa delgada con albaricoques y perfumadas con flores de lavanda; rousquilles catalanes; que son pequeñas donas con glaseado de limón; fougasse, un pan al cual se le agregan ingredientes al final de la cocción como frutos secos y queso, y créme catalane, una especie de pudín a base de huevo con la cubierta caramelizada.
Los mejores viñedos de Francia
Esta ciudad es conocida por tener unos muy preciados viñedos. No en vano, esta área fue, hasta principios de la década de los 80, el principal productor de vino del mundo. Entre Perpignan y Montpellier hay grandes zonas vitivinícolas como Corbières, Minervois o Limoux. De aquí proceden la Blanquette de Limoux, el vino espumoso más antiguo del mundo; los vin de pays (vinos de la tierra); o las denominaciones Corbières o Fitou.
Para acompañar la variedad de comida, se producen vinos tintos, rosados y blancos, cuya calidad es acreditada por la denominación de origen controlada (AOC) o la indicación geográfica protegida (IGP). Entre las varietales que se utilizan están la grenache negra, syrah, cariñena, merlot, cabernet saunvignon, grenache blanca, viognier y vermentino.
La oferta gastronómica en Montpellier es muy amplia y comprende restaurantes gourmet, establecimientos de comida mediterránea tradicional, lugares para deleitarse con especialidades de diferentes partes del mundo, brasseries de ambiente casual, salones de té, bares de vinos y hasta viñedos.
Algunos de los restaurantes de comida tradicional de la ciudad son Atypik Resto, L’Ambassador, Le Grillardin, La Sentinelle, Le Volodia, Le Vieux Four y Les Sens Six.
También podrías internar en los salones de té como B’Cosse, que ofrece chocolates belga
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