Usamos cookies para ayudarle a navegar de manera eficiente y realizar ciertas funciones. Encontrará información detallada sobre cada una de las cookies bajo cada categoría de consentimiento a continuación.
Las cookies categorizadas como “Necesarias” se guardan en su navegador, ya que son esenciales para permitir las funcionalidades básicas del sitio web....
Las cookies necesarias son cruciales para las funciones básicas del sitio web y el sitio web no funcionará de la forma prevista sin ellas.Estas cookies no almacenan ningún dato de identificación personal.
Las cookies funcionales ayudan a realizar ciertas funcionalidades, como compartir el contenido del sitio web en plataformas de redes sociales, recopilar comentarios y otras características de terceros.
Las cookies analíticas se utilizan para comprender cómo interactúan los visitantes con el sitio web. Estas cookies ayudan a proporcionar información sobre métricas el número de visitantes, el porcentaje de rebote, la fuente de tráfico, etc.
Las cookies de rendimiento se utilizan para comprender y analizar los índices de rendimiento clave del sitio web, lo que ayuda a proporcionar una mejor experiencia de usuario para los visitantes.
Las cookies publicitarias se utilizan para entregar a los visitantes anuncios personalizados basados en las páginas que visitaron antes y analizar la efectividad de la campaña publicitaria.
La capital piareña no sólo es futbol, también está llena de personalidades que han sabido sembrar en hombres y mujeres de diferentes generaciones valores, actitudes y cualidades para hacerle frente a la vida.
Hoy, cuando en Venezuela se celebra el Día del Maestro, queremos rendir honor a aquellos seres que en su momento fueron ejemplos a seguir, un referente e incluso, porque no, nuestro primer amor.
En Aragua de Maturín es imposible hablar de maestros sin que no se nombre a las maestras Ofelia Méndez, Matilde Acuña, María del Jesús Cesin, Omaira Betancourt y junto a ellas a los maestros Pedro Marín y Agustín Maíz.
Méndez, Acuña, Cesin y Marín, se encargaron de formar con carácter y disciplina a cientos de piareños en las instalaciones de la Escuela Básica Cacique Taguay.
Relatan que con una correa y regla de madera algunos de ellos impusieron su formar de educar a niños que nunca necesitaron de un psicólogo o ley por presentar algún trauma; al contrario, con el pasar de los años fueron y son respetados por los habitantes del poblado.
Marín, “come maya” de nacimiento y Cesin, oriunda de Caripe El Guácharo; llegaron a ocupar el máximo puesto en la escuela, directores. Por su parte Ofelia y Matilde son de esas maestras que no necesitaron pisar una universidad para saber educar y entregar su vida a la enseñanza.
De Agustín Maíz y Omaira Betancourt se conoció que obtuvieron su título luego de profesionalizarse en la escuela rural, hoy liceo Francisco Isnardi y en el Pedagógico de Maturín.
De los nombrados hasta ahora sólo retornó a la casa del Creador, María del Jesús. A pocos días de su fallecimiento, en el recinto escolar se le rindió un sentido homenaje y se le recordó como aquella mujer de carácter fuerte que no titubeaba a la hora de hablar e imponía disciplina para formar a los hombres de hoy; como una educadora sin descanso, celosa de su escuela y entregada al trabajo ya que llegaba a las seis de la mañana y era la última en retirarse a las seis de la tarde.
El timbre de Cacique Taguay, sonó con fuerzas el pasado jueves 11 de enero cuando el personal educativo de ayer y de hoy se congregaron en torno a sus cenizas y con cantos y poesías le dieron el último adiós.
Es importante destacar también a esos educadores que a finales de los 80 y en la década de los noventa dejaron una huella imborrable en los alumnos que pasaron por las escuelas Cacique Taguay y Aniceto Guevara Vega.
En el centro educativo que rinde honor al indígena resalta, quizás por ser el único hombre, el maestro Efrén Torrealba; junto a él, un grupo de extraordinarias mujeres se encargaron de hacer de aquellos pequeños unos gigantes y extraordinarios seres humanos.
Como olvidar a las maestras Calila Betancourt, María Álvarez, Mireya Cabello, Inés Vívenes, María Aguiar, Mariela Silva, Isidra Rivero, Coromoto Barreto, Olivia Contreras, María Elena Leonett; cada una con su carisma impregnaron en esas generaciones un espíritu de superación y hoy pueden decir con la frente en alto: Misión cumplida.
De Aniceto destaca la maestra María Gil, Mirella de Lingg, Grisel Dimas, Dalia Vásquez, Ismeria Barreto, Betza Leonett y el maestro Gustavo Foucault, de feliz memoria.
Si algo tiene la educación, es que es actual y permite que los nuevos profesionales de la docencia vayan a la par de los cambios y transformaciones que se viven en la sociedad mundial.
La tarea de formar a las nuevas generaciones recae en manos de maestras como María Palmares, Eira Dimas, Yessenia Maestre, Dannubia Leonett, entre otras; mujeres y hombres que optaron por la educación como el método para hacer grande a Venezuela.
Docentes que creen en el poder de la enseñanza y que al llegar a las aulas de clases y fuera de ellas asumen su muchachada como hijos propios.
Si algo llena de orgullo a un maestro, es la satisfacción de ver crecer y saber que sus pequeños alumnos se convierten en profesionales o dejan huellas positivas por algún motivo.
En Aragua hay educadores que con el corazón hinchado pueden sentirse plenos y satisfechos por la labor realizada.
Una mención especial en este pequeño homenaje merecen las maestras Canga y Zenaida. Ninguna de las dos obtuvo título de educadora.
Zenaida, era quien en su casa tenía una escuelita de lo que hoy se conoce como apoyo docente, anteriormente era tareas dirigidas y de allí se ganó el apodo de maestra.
Canga, madre adoptiva de Zenaida, aprovechaba la oportunidad y la frecuencia de niños en su casa para vender turrones, meriendas y helados, debido al trato y al funcionamiento de la “escuelita” también se le llamó cariñosamente maestra.
Cobertura de actualidad y avances innovadores, con un enfoque en sucesos locales, política y más.