El exministro de Finanzas Rodrigo Cabezas insistió en que la oposición y la administración de Nicolás Maduro deben sentarse y alcanzar acuerdos concretos que permitan sacar a Venezuela de la crisis económica y humanitaria que se registran desde hace varios años.
La propuesta del Acuerdo de Salvación Nacional presentada por Juan Guaidó, representa una esperanza para abordar temas urgentes y necesarios; ya que si no se toma esta salida es probable que se profundice en el sufrimiento de los venezolanos, se genere más violencia, odio y enfrentamientos, sostuvo Cabezas.
Indicó que el país está en su octavo año de recesión económica y lleva ya cuatro años en hiperinflación, situación que según su opinión no se ha podido detener a pesar de la retórica del Ejecutivo con instrumentos como el Petro, las criptomonedas, la ley antibloqueo y las zonas económicas especiales.
Cabezas recalcó que la debacle económica actual deriva de los fallidos intentos de dialogar y donde los representantes de la gestión de Maduro lo que hizo fue ganar tiempo y estar allí con la clara intención de no llegar a acuerdos.
“Quienes están en el poder quieren quedarse en sus actuales posiciones y por ello la oposición está en la obligación de abrir camino que permitan alcanzar acuerdos concretos que permitan cambios políticos de forma civilizada y democrática”, afirmó.
Para el exfuncionario “la principal causa que lo explica es el profundo desprecio de la autocracia gobernante por la ciencia económica, lo profesional y lo técnico. Siete años han transcurrido sin un especialista del área en la conducción del gabinete económico ministerial y del Banco Central (de Venezuela)”Recriminó que en puestos claves de empresas del Estado como la industria petrolera, en Guayana, la petroquímica y el sistema eléctrico nacional hayan colocado “a militares totalmente inexpertos al frente de ellas. En los últimos cuatro años no se conoce la Ley de Presupuesto y de Endeudamiento de la República, esto raya en lo insólito”.
Cabezas citó los informes de ONG como Provea y Foro Penal que hablan de ejecuciones extrajudiciales a manos de cuerpos de seguridad del Estado, los presos políticos, así como la Encuesta Encovi de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) para dar muestra de los índices democráticos, el número de presos políticos y las condiciones de vida de las y los venezolanos. Acusó a Maduro de “secuestrar el resto de los poderes públicos” y arrinconar la gestión de la Asamblea Nacional de 2015, lo que considera convirtió a la revolución bolivariana en “deriva autocrática”.
“Una nueva élite política enriquecida, que no pasa la prueba de la honestidad y de la modestia de vida, está a salvo porque el poder judicial es parte de la degradación moral y sustenta el fortalecimiento de la impunidad descarada: el poder judicial perdió su imparcialidad, probidad e idoneidad”.
Además, mencionó el Informe de la Misión de Determinación de Hechos sobre Venezuela del Consejo de DDHH de la ONU, donde se señalan delitos cometidos en el ejercicio del poder que pudieran calificarse como crímenes de lesa humanidad.
“El informe de la ONU es desgarrador desde lo humano. Cientos de víctimas han sido sometidas al terror del estado. Lista larga de la ignominia disfrazada de socialismo: detenciones arbitrarias, desapariciones forzosas, burlas al debido proceso y derecho a la defensa, tortura, trato cruel, inhumano, degradante y humillante, actos de violación y amenazas sexuales”.
Para el exministro chavista no puede hablarse de “Socialismo de Siglo XXI” o revolución bolivariana, a pesar de que Maduro conserve el poder.
“De cierto, el proyecto del socialismo del siglo XXI en Venezuela fracasó, aunque conserve el poder fáctico. Fracasó porque una nación a pesar de sus víctimas y sufrimientos se opone a la élite que la gobierna desde la usurpación y reclama un cambio político en democracia que aquellos les niegan. Esto será inevitable, un pueblo no puede ser encarcelado para siempre”.
Ante la situación de Venezuela llamó a la izquierda democrática del mundo a no ser solidarios automáticos con el gobierno de Maduro.
“La izquierda democrática y progresista de nuestro planeta, la antifascista de Europa, Asia, Centroamérica, el Caribe y Suramérica, la anticolonial de África, la liberal de EEUU y Canadá, tienen una oportunidad de acompañar a las víctimas que esperan justicia en Venezuela. No hay razón alguna que justifique darle solidaridad automática a una autocracia política que terminó siendo, como proyecto socialista, un descomunal fraude”.
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