¿Qué sabemos de Ómicron, la nueva variante detectada hace tres semanas en el sur de África?, pues a decir verdad ni siquiera los científicos tienen una visión clara sobre la nueva variante, existe un primer retrato. La variante, con una cantidad insólita de mutaciones, se está expandiendo por el planeta a una velocidad nunca vista en sus antecesoras.
Las autoridades europeas han alertado de que el crecimiento de ómicron es «exponencial». Los casos se duplican cada dos días, según los datos británicos. Ómicron es capaz de multiplicarse 70 veces más rápido en los bronquios humanos que la variante todavía dominante, la Delta, según un estudio preliminar de la Universidad de Hong Kong divulgado este miércoles.
Los autores, encabezados por el reputado virólogo Michael Chan, infectaron células humanas en el laboratorio y observaron que ómicron es muy exitoso en las vías respiratorias altas, lo que explicaría la explosión de contagios, pero es 10 veces menos eficiente que sus predecesores en el pulmón, lo que sugiere una menor letalidad.
El propio Chan ha subrayado que «la gravedad de la enfermedad en los seres humanos no está determinada solamente por la multiplicación del virus, sino también por la respuesta inmune de la persona infectada, que puede conducir a una tormenta de citoquinas [una reacción inmunitaria que puede ser mortal]». Chan no es optimista. «Al infectar a muchas más personas, un virus muy infeccioso puede causar más casos graves y muertes, aunque el virus en sí sea menos patógeno», ha advertido en un comunicado. Un informe del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades, publicado este miércoles, considera «muy probable» que la llegada de ómicron aumente las hospitalizaciones y las muertes respecto a las esperadas con la variante delta.
Multitud de estudios preliminares apuntan a que ómicron es capaz de engañar a la primera línea de defensas humanas —los anticuerpos inducidos por la vacuna o por una infección previa— y provocar nuevas infecciones leves en los vacunados con solo dos dosis y en las personas que ya han pasado la covid. La eficacia de dos pinchazos de Pfizer para prevenir estos casos leves cae tras cuatro meses hasta el 35 % frente a ómicron, según un análisis provisional de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido. Con dos inyecciones de AstraZeneca, la protección sería del 0 %, siempre hablando de infecciones leves.
El mismo estudio señala que una tercera dosis con Pfizer eleva la protección al 75 %, en el caso de los que ya estaban vacunados con dos pinchazos de esa marca, y al 71 %, en el caso de los que recibieron AstraZeneca, según recalca uno de los coautores, el epidemiólogo hispanobritánico Jamie López Bernal. «Sugiero que todos se vacunen con la dosis de refuerzo cuando les llegue el turno. Con la experiencia que tenemos con otras variantes, es muy probable que la protección contra complicaciones graves de covid sea mayor que la protección contra la infección, así que los que no hayan recibido las primeras dos dosis deben vacunarse lo antes posible», explica López Bernal.
Un gran brote ocurrido en Noruega ilustra la facilidad de ómicron para transmitirse incluso entre personas vacunadas. El 26 de noviembre, 117 trabajadores de la empresa de energías renovables Scatec celebraron una cena navideña en un restaurante de Oslo, con uno de los participantes recién llegado de Sudáfrica. Prácticamente todos estaban vacunados, pero el 74 % acabaron infectados por ómicron. Los afectados, con una media de 38 años, han tenido en su mayoría tos, fatiga, mocos, dolor de garganta y fiebre, pero por el momento no consta ninguna hospitalización, según un estudio del Instituto Noruego de Salud Pública divulgado este jueves. Los autores destacan que los síntomas aparecieron en general a los tres días de la fiesta, más rápido que con la variante delta (4,3 días) o las anteriores (cinco días).
Si los virus de la variante ómicron consiguen regatear a los anticuerpos se encuentran con una segunda línea de defensa, la de los linfocitos T, unos glóbulos blancos que, una vez iniciada la infección leve, pueden impedir que se convierta en una enfermedad grave. El vacunólogo estadounidense Phil Krause, presidente del grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en vacunas contra la covid, ha subrayado este jueves que esta barrera de linfocitos T, tanto la generada por las vacunas como la resultante de infecciones previas, «permanece en gran medida intacta» frente a ómicron.
La mayor empresa sudafricana de seguros médicos, Discovery, publicó este martes resultados esperanzadores. Sus análisis preliminares de más de 200.000 casos sugieren que dos dosis de la vacuna de Pfizer mantienen un 70 % de efectividad —un 60 % en los septuagenarios— a la hora de evitar las hospitalizaciones por la variante ómicron. Es una caída respecto al 93 % que se registró con la variante delta, pero sigue siendo una protección alta. Sin embargo, la eficacia de dos pinchazos de Pfizer para evitar cualquier tipo de infección —que en su mayoría serían leves o asintomáticas— apenas llegaría al 33 %, frente al 80 % anterior, según el informe provisional de la aseguradora, realizado en colaboración con el Consejo de Investigaciones Médicas de Sudáfrica.
Ómicron parece extremadamente transmisible. Los cálculos iniciales de Discovery también sugieren que el riesgo de reinfectarse es un 40% mayor con ómicron en las personas que ya tuvieron la variante delta —típica de 2021— y un 73% mayor en los ciudadanos que se contagiaron en la primera ola de 2020.
La auténtica gravedad de la covid provocada por ómicron es todavía una incógnita, pero, sea cual sea, una avalancha de casos podría hacer que el sistema de salud se tambalee. Un aumento de trabajadores sanitarios infectados —y obligados a aislarse en casa— podría vaciar los hospitales. Además, el genetista británico Jeffrey Barrett, del Instituto Wellcome Sanger, ha alertado en sus redes sociales de que la capacidad para hacer pruebas diagnósticas de covid «se puede aumentar de manera lineal, pero la demanda crecerá exponencialmente». Su predicción es inquietante: «Esto sucederá en todas partes y casi al mismo tiempo, así que las cadenas de suministro mundiales tendrán dificultades».
Duncan Robertson, analista de la pandemia de la Universidad de Oxford, ha resumido con sarcasmo la situación en el Reino Unido: «No llegaremos al millón de casos al día porque no tenemos capacidad para hacer un millón de PCR al día». El bioestadístico Adam Kucharski, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, también ha dado la voz de alarma: «Sospecho que el conocimiento de la situación de ómicron en Europa está a punto de caer por un precipicio. La demanda de pruebas por el rápido crecimiento de los casos superará la capacidad».
La viróloga Isabel Sola cree que hay «una pregunta apasionante» todavía sin respuesta: si ómicron realmente provoca una enfermedad menos grave. El informe de la aseguradora sudafricana indica que los adultos infectados con ómicron tendrían un riesgo de acabar en el hospital un 29 % menor que en la primera ola de la pandemia, pero los propios autores reconocen que ese dato podría ser un espejismo provocado por el simple hecho de que, en Sudáfrica, un alto porcentaje de la población ya ha pasado la covid y tiene más defensas que en 2020.
El epidemiólogo irlandés Michael Ryan, director del programa de emergencias de la OMS, instó este martes a proteger «cuanto antes» a las personas más vulnerables. «Seremos las personas más felices del mundo si volvemos aquí en dos o tres semanas y decimos que esta enfermedad es mucho más leve y que todo está bien […], pero no es así como se ha comportado este virus hasta ahora», alertó. «Esa no es nuestra experiencia en las tres oleadas sucesivas de esta pandemia, así que creo que hay que actuar ya en el mundo real, mientras recopilamos datos para comprender exactamente de qué es capaz este virus».
Isabel Sola, del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), comparte la preocupación. «Aplicando el principio de precaución, con lo que sabemos de la pérdida parcial de inmunidad, habría que reforzar la revacunación, especialmente de los más vulnerables. Y, al mismo tiempo, reforzar las medidas que ayudan a contener la transmisión del virus: test de diagnóstico, mascarilla, distancia, ventilación, evitar multitudes», expone. «Incluso en el caso hipotético de que sea menos virulento, si se transmite más eficientemente terminará causando casos graves de enfermedad y muertes», advierte Sola.
El físico estadounidense Albert Allen Bartlett repetía una y otra vez que la mayor limitación del ser humano es su incapacidad para entender el crecimiento exponencial. Esa habilidad, sin embargo, es esencial para apreciar la magnitud del desafío que supone ómicron. El concepto se comprende bien con el clásico ejemplo del papel. Si se coge una hoja de periódico, pongamos que de 0,01 centímetros de grosor para facilitar los cálculos, y se dobla por la mitad, el espesor será ahora de 0,02 centímetros. Si se vuelve a plegar, será de 0,04 centímetros. Cada doblez duplicará el grosor. Si se logra doblar diez veces, ya serán más de cinco centímetros. Si se pudiera doblar 15 veces, la hoja de papel alcanzaría la altura de una persona. Con 19 veces se superaría la altura de un edificio de ocho plantas. Y con solo 23 dobleces haría sombra a la Torre Eiffel. Eso es el crecimiento exponencial. Y ese es el desafío de ómicron.
Con información de Agencias
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