El pasado 29 de octubre la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, mejor conocida por su acrónimo NASA, presentó un video en el que se muestra un gigantesco agujero de ozono detectado en la Antártida, y el cual según las nuevas imágenes ha alcanzado un área máxima de 24,8 millones de kilómetros cuadrados, lo que es un estimado del tamaño de América del Norte.
Científicos de esta institución en conjunto con la NOAA, Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, informaron que este crecimiento puede ser consecuencia de un invierno más frío de lo acostumbrado en el hemisferio sur.
En el comunicado de prensa del Observatorio de la Tierra de la NASA, se informó que dicho agujero alcanzó su área máxima el 7 del pasado mes situándose como el decimotercero más grande desde 1979. Además si bien se espera que el agujero se cierre o disminuya su tamaño, no creen que sea antes de finales de noviembre.
Según explica el comunicado, lo que se denomina como «agujero de ozono» es un adelgazamiento de la capa de ozono en la estratosfera sobre la Antártida que se produce cada septiembre.
Formas químicamente activas de cloro y bromo –derivadas de compuestos producidos por el hombre– se liberan en la estratosfera durante las reacciones en las nubes polares de gran altitud. El cloro y el bromo reactivos, continúa el comunicado, inician entonces reacciones de destrucción del ozono cuando el Sol sale en la Antártida al final del invierno.
Para explicar el proceso, la NASA presentó una animación en la que se muestra la evolución del ozono sobre el Polo Sur entre el 1 de enero y el 7 de octubre de 2021.
En ella se puede ver la pérdida de ozono moderadas (naranja) las que se para finales de agosto tomaron fuerza (rojo) y que siguieron a lo largo de septiembre. Sin embargo, fueron las bajas temperaturas, mayor a las cifras acostumbradas, y los vientos fuertes en la estratosfera que rodean la Antártida los que contribuyeron a su crecimiento.
Contrario a lo que podría parecer, la NASA aclara que el nuevo agujero de ozono encontrado este año si bien es mayor que la media, es menor a los encontrados a finales de los años 90 y principios del 2000, gracias a las medidas tomadas por el “Protocolo de Montreal” y las enmiendas que le siguieron las cuales prohíben los clorofluorocarbonos, o CFC.
«Se trata de un gran agujero de ozono debido a las condiciones estratosféricas de 2021, más frías que la media, y sin el Protocolo de Montreal habría sido mucho mayor» expresó Paul Newman, científico jefe de ciencias de la Tierra en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Newman y sus colegas calcularon que sin las medidas tomadas por el protocolo y habiendo mantenido los niveles de cloro atmosférico procedentes de los CFC, siendo tan altos hoy como a principios de la década de 2000, el agujero encontrado habría sido cuatro millones de kilómetros cuadrados de mayor tamaño en las mismas condiciones meteorológicas de septiembre de este año.
En un reportaje presentado por Live Science, se habla de cómo los científicos sugirieron al momento de firmar el Protocolo que la capa de ozono podría recuperarse para 2060. No obstante, la recuperación ha tomado más tiempo de lo pensado lo que atrasa unos 10 años la posible recuperación, según palabras del director del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera Copernicus de la Unión Europea, Vincent-Henri Peuch, en una entrevista reciente a Space.com.
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