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Omar Enrique Bencomo Pineda, un trabajador sexual de 24 años , estaba luciendo un traje con falda ajustada, tacones y una peluca amarilla en una esquina de la avenida Lara de Valencia, cruce con calle Boyacá, cuando un motorizado acompañado de una dama se acercó llamándolo por su apodo de transexual. Eran las 11:30 de la noche del miércoles.
Bencomo reconoció la voz y se acercó al vehículo sin bajarse de la acera. Después de saludar, el sostuvo una conversación cualquiera con su conocido que en una acción sorpresiva, le apuntó con un arma de fuego. Su interlocutor rozó la boca de la pistola contra su pecho y jaló el gatillo.
La bala perforó directo al corazón. A penas le dio chance de caminar unos pasos por las santamarías de los locales cerrados antes de desplomarse. Lo último que vio fue la motocicleta de su amigo desaparecer en el horizonte de la avenida.
Algún conductor que transitaba por la reconocida vía habría visto el cadáver en el suelo y avisado a las autoridades. Era la medianoche cuando los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) llegaron a la escena del crimen, fotografiaron el cuerpo inerte con el agujero en el tórax, tomaron las respectivas muestras y levantaron el occiso para trasladarlo a la morgue de la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (CHET), donde sería evaluado por los forenses.
En conversaciones con familiares del fallecido Notitarde conoció que el joven solo vivía en la casa de su difunta madre en La Candelaria, cerca de la antigua estación de servicio La Concha. Se ganaba la vida prostituyéndose en las noches con un grupo de amigos, también transexuales.
El principal sospechoso del asesinato, sería un sujeto aún no identificado, con el que la víctima había tenido una transacción comercial.
“Mi hermano le cobró una plata que él le debía, porque le había vendido unas pelucas. Pero él estaba cansado de que le cobraran y creemos que lo mató para no pagarle”, comentó Heros Pineda, hermana materna de Bencomo.
La mañana de este jueves, los detectives regresaron a la avenida Lara para intentar acceder a los videos de las cámaras de seguridad de los comercios de la zona, por lo que se presume que ya están por identificar al motorizado y su acompañante.
Los funcionarios no descartan que haya podido tratarse de la venganza de uno de los clientes de Omar Enrique. Esta teoría también es apoyada por las soñaras que venden café y cigarrillos justo en la esquina donde ocurrió el hecho. “Cuando llegué en la mañana vi la sangre en el piso y parte de la pared. Hay varias gotas por la acera. Creemos que pudo haber sido una de los tipos con los que se acostaba, porque a él y a su grupito los conocían por estafar y robar a sus clientes”, comentó la mujer que prefirió no identificarse.
Los sabuesos de la División de Investigaciones de Homicidios del Cicpc se mantienen en las pesquisas para esclarecer el caso.
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