Han pasado más de cuatro desde que la estatua del precursor de la independencia de Venezuela, Francisco de Miranda, fuese robada de la plaza que le hace honor y que se encuentra en las inmediaciones del Museo Mateo Manaure en la ciudad de Maturín.
Lo que pudiera ser un centro lleno de arte o cultura, por contar también con la escuela de artes plásticas del estado y el complejo cultural, se encuentra incompleto, debido a que en el pedestal donde reposaba la labrada escultura en bronce, solo quedaron parte de las botas del ilustre venezolano.
Nadie sabe, tampoco nadie vio como desapareció la imagen, que más allá del valor económico por el material en el que estaba fabricado, es el sentimiento patrio que debe existir en los venezolanos y que lamentablemente a muchos le da igual.
Lo que se pudo conocer en su momento y tras las investigaciones preliminares es que el la estatua fue cortada con segueta, de allí en adelante más nadie supo del paradero del Precursor.
Quienes hacen vida comercial por la referida zona de Maturín o con frecuencia visitan el área, ven con estupor como el busto de Francisco de Miranda aun no ha sido repuesto o sustituido por otro, a modo de jocosidad dicen “se fue del país como muchos pero dejó los zapatos”.