Ya sea pidiendo cola o a pie, a diario muchas madres y padres de familia salen a trabajar vendiendo ropa u otro tipo de artículos. La falta de un empleo formal, obliga a que tengan que salir en busca del sustento para sus hijos.
Dalia De Pablos quien tiene un puesto en la calle Monagas, pero que en semana radical no puede instalar sino improvisar para vender ropa, cuenta lo difícil para sobrevivir en plena cuarentena.
“La policía no nos deja trabajar en las semanas radicales, cuando vemos que tienen tenemos que correr para guardar la mercancía y que no nos la quiten. A veces recibimos maltratos de parte de algunos policías que nos insultan, pero tenemos que salir a trabajar porque no tenemos ningún tipo de ayuda del gobierno”, indicó De Pablos.
La trabajadora informal narra que las ventas son muy bajas en la cuarentena radical, a pesar del temor por contagiarse de covid-19, asegura que tiene que salir para “no morir de hambre”. Aunque está registrada en la página de la patria como trabajadora independiente, el bono “Quédate en casa” no lo recibió y el sector donde vive; Santa Inés, no han entregado las bolsas del Clap.
Yusmely Suárez quien tiene tres hijos (uno de ellos lactante), también reside en Santa Inés y al igual que De Pablos, camina desde su casa hasta el centro. A veces tiene suerte de conseguir un aventón, de resto le queda caminar. En ocasiones se va a casa sin un centavo ya que no logró vender nada.
“La mayoría de quienes trabajamos aquí somos madres de familia que tenemos que mantener a nuestros hijos. Con las mujeres los policías pueden tener más consideración, por eso quienes tienen pareja dejan cuidando a los niños”, expresó Suárez.