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Venezuela

Profesores: Una vida dedicada al estudio para tener un salario de cinco dólares

La fuga de talentos es mucha, países como Ecuador se llevan estos profesores con post grado cuyo remuneración  apenas le alcanza para un kilo de carne

Ernestina Herrera
Redactado por: Ernestina Herrera
Publicado:18 abril, 20214:37 pm
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Profesores: Una vida dedicada al estudio  para tener un salario de cinco dólares

Hace aproximadamente dos años atrás leí en El País de  España un reportaje que me conmovió se refería a la situación de los profesores universitarios venezolanos, la  fotografía que ilustraba esa nota periodística fue la suela de un zapato de un profesor rota, pensé en tantos amigos profesores , en los recuerdos de mi época universitaria en “la casa que vence las sombras”, La Universidad Central de Venezuela y mis profesores , la realidad actual es peor y dramática.

Hay innumerables ejemplos de profesores incansables que no se rinden , se dedican incansablemente a sus clases , a asesorar a profesores y estudiantes, dirigir estudios de postgrado y hasta a resolver problemas administrativos como la falta de insumos, entre ellos los que obligan a los estudiantes a tolerar la molestia de recibir clases en aulas que tiene años con el aire acondicionado dañado.

Sumida en una crisis económica con una inflación galopante, severos problemas de escasez de alimentos y bienes básicos y una contracción del aparato productivo que tiende agravarse, han convertido a Venezuela, otrora una nación receptora de inmigrantes, en un territorio inhóspito para los empleados de alto nivel que se van del país en busca de mejores condiciones de vida.

Los profesores universitarios, sobre todo los mejores calificados, se han sumado a esa fuga de cerebros, ahuyentados por tener en su mayoría ingresos cercanos al salario mínimo mensual como consecuencia de crónicos presupuestos deficitarios y la tardanza del gobierno en aprobar aumentos distintos a la escala más baja.

Fuga de talentos

«Algunos profesores han decidido retirarse, se van para el exterior y empiezan a ganar en dólares; otros se van para empresas privadas, piden trabajar a tiempo parcial», dijo Víctor Márquez, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela, o UCV.

La deserción de muchos profesores comienza a poner en riesgo la calidad de la educación superior y constituye una amenaza para el funcionamiento de las principales casas de estudios de Venezuela.

Trabajos de investigación y asignaturas básicas frecuentemente quedan en suspenso «por no contar con un profesor para esto», dijo Jazmín Palermo, estudiante de economía de 25 años.

De acuerdo con cifras de las cinco universidades públicas más grandes del país, unos 1.600 profesores renunciaron a sus cátedras en los últimos cuatro años. La Federación de Profesores está realizando un censo para dar cifras completas del sector a más tardar en julio, que incluiría todas las universidades públicas.

Según Márquez, más de 700 profesores en el caso de la UCV se han ido desde 2011 de un total cercano a los 4.000 docentes activos que tenía para entonces y más de 400 en la Universidad Simón Bolívar. El sueldo «no me alcanza, así de simple; pero el problema no es ese, el problema es el poco valor que tiene el profesor universitario» en la sociedad venezolana, agregó.

«La escuela de Administración que es la escuela que forma a los administradores de negocios, que forma a los contadores, no tiene personal de planta y con sueldos tan bajos, ¿cómo le dices a una persona joven ‘quédate aquí dando clase?»’, aseveró. Varios profesores consultados, como Márquez y Rodríguez, que llevan años en la academia coinciden en decir que dos décadas atrás un profesor de la UCV devengaba un sueldo equivalente a 20 o más salarios mínimos y, ahora, el que más gana recibe el equivalente de dos salarios mínimos.

Para algunos profesores entrevistados, incluso, es un lujo comprar un libro en meses, coincidieron varios profesores consultados. El déficit de profesionales universitarios con doctorados en otros países también ha contribuido al aumento de la fuga de profesores venezolanos, quienes están recibiendo ofertas de varios lugares del mundo.

Entre los oferentes está Ecuador, donde crearon un novedoso programa para combatir la fuga de cerebros con miras a darle a su país la posibilidad de competir a nivel mundial. Ese proyecto también contempla la importación de cerebros, ya sea de ecuatorianos en el exterior o de extranjeros.

Países como «Ecuador se han beneficiado de la tragedia venezolana», dijo Pedro Rodríguez, doctor en biología celular y profesor de la UCV. Esto «va a trascender en generaciones. «Ellos van a pagar por los errores de las políticas públicas… signadas por la mezquindad».

Rodríguez, de 52 años, que tiene un permiso remunerado de un año para realizar un trabajo de investigación en el departamento de bioquímica y biología molecular de la Universidad de Chicago, puso como ejemplo su situación: «por cada unidad monetaria que yo recibo en Venezuela, yo aquí (en Estados Unidos) recibo 92».

Tras ser derrotada una supuesta estrategia de descredito de las autoridades gremiales y sindicales para tomar control de las universidades, el gobierno empezó a «ejercer un control en el presupuesto que ya conduce en más de 50%… deficitario en un 65% y que manda a cuenta gotas». Según los gremios laborales el gobierno, además, inició una política para aplanar las escalas salariales.

«Es tanto el amor que nosotros le tenemos a esta universidad», (que) no solamente generamos ingresos para subsistir… sino que subsidiamos a la Universidad», dijo Morayma Rondón, profesora de la escuela de Trabajo Social.

Una vida dedicada a la docencia para terminar pidiendo ayuda

Dedicaron su vida a la docencia y la investigación, a la producción de conocimiento, pero hoy cientos de profesores universitarios en Venezuela enfrentan dificultades para satisfacer sus necesidades básicas, incluyendo la alimentación.

“Es doloroso y cruel”, las condiciones en las que viven muchos docentes universitarios. Estimó que, de unos 6.900 profesores de la UCV, “el 10 % se encuentra en una situación precaria” y añadió: “nos estamos encontrando casos de profesores con desnutrición severa”. Refirió que, durante los años 60, 70, 80 y 90, no era común que los profesores tuviesen otra fuente de ingreso fuera de la academia, porque podían tener calidad de vida con sus salarios.

Principalmente enfocaban su tiempo en cumplir con los requisitos necesarios para escalar dentro de la academia, incluyendo la realización de múltiples investigaciones en sus campos y los estudios de maestrías y doctorados. Las jubilaciones, por aquella época, también permitían tener una vejez digna.

En la actualidad, el salario mensual de un profesor titular a dedicación exclusiva en la administración pública (el máximo escalafón) es de unos 5 dólares, monto equivalente al costo de un kilo de carne en Caracas. Alrededor del 55 % de los docentes universitarios de la UCV tienen entre 65 y 90 años de edad; es decir, son personas de la tercera edad a las que se les dificulta más conseguir otro empleo para subsistir.

Durante la pandemia del COVID-19 ha sido más complejo hacer seguimiento a las dificultades que enfrentan en el gremio, “tenemos muchísimo tiempo que no vemos a los compañeros, aun así, te vas enterando…un profesor cuenta que conoce a otro que tiene más de dos días sin comer… que no tiene para comprar sus medicamentos, que no tiene para pagar un pasaje”.

A muchos, aun cuando pasan necesidad, les cuesta pedir ayuda. “Cuando llegaron a tener un nivel socioeconómico alto, a muchos les cuesta trabajo reconocer que se han empobrecido”, agregó García. Muchos han quedado solos en el país producto del fenómeno migratorio, pero no todos reciben remesas. Aun así, señaló, el gremio se ha fortalecido y se han creado redes de ayudas.

El gerente de Protección Social del IPP-UCV, Jesús García está convencido de que la precarización de los salarios de los docentes  “le llamamos el holocausto universitario… porque tú sabes que con un salario de 5 dólares no sobrevive ningún venezolano”.

Samuel Pérez, integrante de la junta directiva de la Asociación de Profesores de la UCV (Apucv), coincidió en señalar que el gremio se encuentra desasistido: “ve golpeados sus ingresos salariales y desaparecida su seguridad social y no tiene alternativa en el sistema de salud público”.

Calculó que hay día en los que pueden recibir unas 20 llamadas diarias de colegas que piden apoyo, incluyendo aquellos a los que no los aceptaron en servicios de salud porque la cobertura del seguro médico no es suficiente. La póliza actual es de unos 350 dólares, según indicó el IPP.

Pérez recordó que, además, este viernes 16 de abril se cumplen tres quincenas desde que el Ejecutivo nacional decidió ejecutar el pago de los trabajadores universitarios del país a través del sistema patria, lo que se traduce en que “la universidad perdió la gobernabilidad en la gestión de sus recursos”.

El seguimiento que ha realizado la Apucv del proceso reveló que se han presentado varias irregularidades en cuanto a los pagos, “estamos documentando muchos casos de gente que no está recibiendo lo que deberían recibir, primas que no se están pagando, se están violando las actas convenio”.

Ante estas carencias, desde el IPP-UCV y junto a un grupo de profesores, ha surgido la idea de replicar algunos elementos de las iniciativas conocidas como “bancos de alimentos”, para que la institución pueda triangular ayudas a los agremiados que más la necesiten. Para ello, explicaron García y Pérez, se prevé que en las próximas semanas el Instituto realice una encuesta en línea que permita caracterizar y mapear las condiciones en las que se encuentran los docentes universitarios de la UCV. En paralelo han comenzado gestiones con algunas empresas privadas que se mostraron dispuestas a colaborar con la iniciativa de crear y sostener una red

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