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Venezuela

La inmigración quebró a la familia venezolana

El informe del Observatorio Venezolano de la Violencia llama la atención sobre los niños que son abandonados por sus padres que se van fuera del país y por “las transacciones por comida” donde usan a niños en intercambios sexuales para obtener alimentos.

Ernestina Herrera
Redactado por: Ernestina Herrera
Publicado:2 marzo, 20212:37 pm
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La inmigración quebró a la familia venezolana

Según las cifras de ACNUR,  que representa la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados hasta el momento se calcula que alrededor de cinco millones de venezolanos han emigrado, por eso no extraña que el  Observatorio Venezolano de Violencia en su informe anual ubique como uno de los elementos determinantes para el desmoronamiento de la familia venezolana el hecho que muchos niños sean dejados al cuido de personas que ni siquiera son sus familiares

En este informe es un denominador común el conocer hechos de abuso sexual y violencia contra niños, niñas, adolescentes y personas con discapacidad en todos los territorios

“Venezuela es otro país. Es radicalmente distinto lo que ocurrió en 2020 a lo que pasó en 2019, la manera de reaccionar a las privaciones ha sido otra. Nos cambió todo”, dice Gloria Perdomo, coordinadora nacional del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).

La organización no gubernamental, fundada en 2005 e integrada por profesores e investigadores de las principales universidades de Venezuela, publicó en diciembre su reporte anual sobre la violencia en el país.

Hallazgos devastadores

El último informe del OVV refleja un denominador común el conocer hechos de abuso sexual y violencia contra niños, niñas, adolescentes y personas con discapacidad en todos los territorios.

A mediados de los 90 se creo un grupo de madres, maestras y psicólogos, la Fundación Luz y Vida en Petare, el barrio popular más grande del país, para apoyar a los niños en situación de vulnerabilidad |

Este es un dato difícil de medir con precisión o de tener una estimación clara en términos de cifras, pero lo que nos preocupó y es claramente observable es que este tipo de hechos aparecieron en todas las regiones del país. Hechos muy graves que, en algunos casos, estuvieron asociados con agresiones físicas que condujeron a la muerte atroz de niños muy pequeños. Otra cosa que preocupa es que quienes están señalados y detenidos como agresores son principalmente familiares de los niños.

Quienes han estudiado el abuso sexual han identificado un patrón en el que generalmente los agresores son personas más o menos cercanas a las familias o familiares, que se aprovechan de la confianza brindada. Eso ha sido documentado por la literatura.

Sin embargo, lo que vimos aquí es que hay un factor agravante que tiene que ver con las medidas de control sanitario, con el confinamiento en los hogares.

Cuando las madres emigran del país, hay niños que quedan al cuidado de familiares que no son directamente los que los vienen cuidando.

Se estima que en los últimos años más de 4 millones de personas se han ido de Venezuela en busca de mejores condiciones de vida. Muchos han tenido que dejar a sus hijos. Otras familias siguen unidas, pero enfrentan serias dificultades . Existedificultad en las familias para encontrar mecanismos de protección, de refugio, cuando fallan esas figuras que han estado a cargo de la protección de los niños.

Un factor que debe ser tomado en cuenta es que cuando los niños quedan a cargo de otros familiares, se convierte en una situación que calificaría de preocupación, de riesgo, la cual debe ser, si no vigilada, al menos apoyada.

En esos casos, hace falta un programa, servicio social, medidas de atención, porque esas familias están en vulnerabilidad y pareciera que esos niños están en situación de riesgo importante tanto de abuso sexual como de maltrato.

En 2020 se identifico un aumento, en comparación con 2019, de actos de violencia sexual contra menores de edad. ¿Incluso hablan de una duplicación?. Varios de los estudios que han hecho distintas organizaciones, como la Red por los Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes (REDHNNA), advirtieron ese duplicarse en un semestre.

En los registros puntuales que hacemos en cada uno de los estados se observa un incremento notorio, en particular en el periodo de confinamiento por la pandemia y, si se compara con el mismo periodo del año anterior, se encuentra una duplicación de los casos en la mayoría de los estados del país.

En este momento no tenemos estadísticas o registros públicos en esta materia, las “transacciones sexuales por comida” también han aumentado y en algunos casos, se había identificado a madres que recibieron pagos por el abuso de sus hijas, algo que calificó de “inédito” en Venezuela.

Cuando decimos inédito es que eventualmente algún caso pudo haber ocurrido anteriormente. Pero es muy doloroso para uno como venezolana observar que en distintos lugares del país, en esas detenciones que efectúa la policía, está identificada una madre como colaboradora o como integrante de la red de extorsión.

Y también en los registros que se han venido levantando y conociendo en las comunidades, hay una identificación muy lamentable de madres que por comida, por unos dólares, por un acuerdo con determinada persona le dejan la niña por una hora o le dejan los niños por determinado tiempo.

No es que hemos visto un solo caso. No podemos presentar una estadística general, pero sí advertir que eso está ocurriendo y es muy preocupante. Además sucede ante el silencio de otros familiares. Pareciera que la vida del niño, su dignidad y protección no importara.

Lleva a una revisión de los valores fundamentales porque por más difícil que sea la situación hay muchos otros recursos para conseguir un plato de comida, puede y debe haberlos, antes de exponer una criatura a esa situación. Se han identificado varios casos de la incorporación de niñas, incluso muy pequeñas, en actividades de explotación sexual en distintos lugares del país.

Ante el Estado ausente, cada quien debe ver cómo se resuelve y algunas personas entienden que la manera de resolverse es poner a los niños a mendigar, porque ‘a ti si te van a dar porque eres niño’, o utilizarlos en esta forma tan brutal de explotación sexual.

Antes se encontraban con un caso como ese cada tres, cuatro años, además era algo muy extremo, que te indignaba mucho, encendía todas las alarmas porque era una atrocidad, pero era algo muy extraño. Advierten  que la necesidad y las circunstancias son brutales, las privaciones son extremas, y colocan a las personas en las situaciones más límites. Y la otra tendría que ver con lo profundo del deterioro social y la gravedad de la crisis que ha afectado lo más sensible, lo más protector que tenemos en la sociedad venezolana: las familias.

Hay que reconocer el tremendo esfuerzo que han hecho madres y familias en todo el país para proteger a los niños en medio de esta situación de emergencia, de privación de los servicios más elementales: sin acceso al agua potable, pasar 30 horas sin luz eléctrica, cocinar con leña porque llevan 12 meses sin gas doméstico.

Familias quebradas

Otra parte del drama es la familia quebrada, en la que madres y padres se fueron a otros países a buscar cómo conseguir los alimentos. Son familias tremendamente deterioradas.

Tenemos una familia muy centrada en la figura materna y si la madre es la que salió a otro país, los niños, los hogares, incluso las abuelas que los cuidan quedan en condiciones de indefensión.

Tiene que haber una respuesta humanitaria urgente en todos los municipios del país, especialmente en los afectados por la pobreza extrema, para acompañar a esos hogares, a las madres solas.

El informe destaca que se observó “positivamente la actuación de algunos cuerpos policiales” en este tipo de casos. Nos ha sorprendido encontrar que en las fuentes policiales es cada vez más frecuente, en varias regiones del país, que los cuerpos policiales detienen a los agresores y los presenten al ministerio público.

Señala el informe que es  importante que la comunidad sepa que cuando va a denunciar un caso ante la policía va a haber respuesta, detención, una intervención adecuada de ese cuerpo. Lo que lamentamos es que es una actuación forense de la policía, ojalá contáramos con esas mismas capacidades que tiene de intervenir para hacer un trabajo preventivo.

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