La Guardia Costera de Trinidad y Tobago disparó al menos 20 veces contra la embarcación con migrantes venezolanos que pretendía llegar a ese país el pasado 5 de febrero.
Esa versión corresponde a las declaraciones de 3 de los 17 adultos mayores a bordo: Luis Alexis Ramírez Cabral, de 52 años de edad; Katiuska Daniela Gutiérrez, de 22; y Lesbia Margarita Saavedra, reseñó el diario local Trinidad Express.
El resto de los tripulantes lo conformaban 20 niños. Uno de ellos asesinado durante el operativo de la Guardia Costera. Yaelvis Santoyo Sarabia, de 1 año de edad, recibió el impacto de una bala en su cabeza, aseguró su madre, quien resultó herida.
Las autoridades trinitenses justifican la acción afirmando que el bote desobedeció la voz de alto, que hizo maniobras agresivas y que intentó embestir su patrullero TTS Scarborough. Una posición que ha criticado David Smolansky, comisionado de la Secretaría General de la OEA para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos.
“Esta fue la embarcación utilizada por la Guardia Costera de Trinidad para disparar al peñero. Un barco de guerra apuntando a un bebé. No puede haber indiferencia ante esto. Acá el link del comunicado oficial. No exagero nada”, expresó el funcionario en Twitter.
El bote salió de Tucupita, estado Delta Amacuro, con dos motores, uno de ellos tenía graves fallas y se apagó en ocasiones durante el viaje.
“Al acercarse a las inmediaciones de Moruga, Trinidad, en el océano, el mencionado motor se apagó nuevamente y tuvieron dificultades para moverse en el agua. Mientras avanzaban lentamente, escucharon una fuerte voz seguida de dos bengalas. Se disparó una bengala al aire y la otra bengala se disparó contra su bote”, afirmó el abogado CJ Williams y su equipo, que representan a los venezolanos.
Poco después, afirmó el abogado, los migrantes escucharon fuertes golpes. Se dieron cuenta de que el barco de la Guardia Costera, en el que había seis oficiales, estaba disparando en su contra. “Todas las personas intentaron buscar refugio en el bote después de que se dispararan aproximadamente 20 tiros contra su bote”, dijo.
Williams aseguró que el buque trinitense se encontraba a unos 30 metros de distancia y que solo cesó el fuego cuando se escuchó a una mujer llorar y exclamar que le habían disparado a su hijo. Los oficiales se acercaron lentamente y llamaron a un barco más grande para que los ayudara al percatarse de lo que había ocurrido.
Los venezolanos aseguraron que no tenían ningún arma y que, por lo tanto, jamás dispararon contra el patrullero TTS Scarborough.
Cuando llegó el barco más grande, primero sacaron a la madre, sin su hijo fallecido. Luego sacaron a las personas restantes y el cadáver del pequeño quedó en el bote hasta el final.
Los oficiales, de acuerdo con el testimonio del abogado reseñado por Trinidad Express, los pusieron de rodillas en la cubierta del patrullero y antes de tocar tierra les dieron permiso de que se sentaran. Al llegar los subieron en un vehículo y los transportaron a las instalaciones del Helipuerto.
“Varios niños mientras estaban en el bote y en las instalaciones del Helipuerto se enfermaron y comenzaron a vomitar, sin embargo, aún no han sido atendidos por ningún personal de atención médica. A la fecha, ninguno de los ocupantes de la embarcación fue entrevistado, emitido órdenes de detención u órdenes de deportación”, expresó.
Keith Rowley, primer ministro de Trinidad y Tobago, dijo el miércoles que la muerte a tiros del niño venezolano fue un accidente y defendió el trabajo de los guardacostas ante el rechazo generado por su accionar.
Afirmó que los miembros de la Guardia Costera estaban cumpliendo órdenes razonables y profesionales bajo protocolos y leyes internacionales.
“¡Kamla Persad-Bissessar acusó públicamente a los oficiales de la Guardia Costera de asesinato! Según ella, se debería permitir que la nave evadiera la patrulla fronteriza. Deberían haber sabido que había un bebé a bordo”, escribió en su cuenta oficial de Facebook.
Rowley acusó a la líder de la oposición de ser una oportunista y una desvergonzada.
Aunque volvió a lamentar “la terrible muerte” del niño, el primer ministro insistió en considerarlo un accidente y justificó: “Fácilmente podría haber transportado cualquier cargamento de armas, municiones o asesinos”.
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