Dentro de las decenas de advocaciones de la Virgen María, como la Virgen de Guadalupe o la Virgen de Chapi, este mes es especial para la Virgen de Fátima. Popular por su primera aparición en Portugal, la vez que hizo ‘bailar’ al Sol y el fervor que le tienen los papas, este 13 de mayo se conmemora una vez más. Pero, ¿cómo nació esta devoción y por qué la fecha?
Se trataba de la Virgen María, la misma que vestía un vestido blanco y llevaba un rosario en sus manos. Entonces, ella les pidió a los niños que regresaran cada día 13 todos los meses y estos, entre el asombro y emoción, corrieron al pueblo a contar lo que había sucedido. Eso sí, no faltaron a su palabra y asistieron al lugar, donde relataron que hubo más apariciones, en junio y julio.
Sin embargo, en la segunda visita de estas, en junio, la Virgen anunció que Francisco y Jacinta morirían pronto. Así, en diciembre de 1918, a causa de la denominada “gripe española”, ambos cayeron enfermos y fue el primero de ellos el que sucumbió en abril del año siguiente. Por su parte, ella mejoró, pero un nuevo mal provocaría su partida el 20 de febrero de 1920.
La última aparición de la Virgen tuvo lugar el 13 de octubre de 1917. Según explican testigos aquel día, fue después de una llovizna que el Sol emitió una luz distinta a la habitual. Entre los que presenciaron el evento creyeron que se trataba de una especie de ‘fin del mundo’, pero nada más alejado de la realidad.
También hubo quienes relatan que aquella tarde, la ropa húmeda por la lluvia se había secado de manera milagrosa. Sin embargo, lo que llamó más la atención fue lo que comentó Juan de Machi: “ante los asombrados ojos de la multitud, cuyo aspecto era casi bíblico, esperando y ansiosamente mirando al cielo, el Sol tembló, realizó inesperados e increíbles movimientos fuera de todas las leyes cósmicas. El Sol bailó, de acuerdo a una expresión típica de la gente”.
Cerca de una década más tarde tras su primera aparición, el Papa Pío XI concedió una indulgencia especial a los peregrinos de Fátima, el 1 de octubre de 1930. En 1942, Pío XII consagró la humanidad al Inmaculado Corazón de María y fue Juan Pablo II quien visitó el lugar de las apariciones en tres ocasiones. De hecho, en una de ellas acudió a dejarle a la Virgen la bala que le dispararon en la Plaza San Pedro, en lo que fue un intento de atentado contra el sumo pontífice.
Otras de las acciones más recientes estuvieron a cargo de Benedicto XVI, quien acudió personalmente al lugar de las apariciones, donde consagró a todos los sacerdotes al Inmaculado Corazón de María. Además el papa Francisco consagró su pontificado a la Virgen de Fátima y, en mayo de 2017, visitó el Santuario para conmemorar los 100 años de la visita.
Cabe mencionar que, en cada una de sus apariciones, la Virgen ha pedido de manera especial que, durante el rezo del rosario, luego de cada misterio se diga: “Oh Jesús, perdónanos por nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu Divina Misericordia”. Por ello, cada años son miles de personas las que visitan el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima en busca de peregrinación.
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