Luego de muchas denuncias por parte de los vecinos del sector Barrio Obrero, ocurrió lo que tanto temían. Una adolescente fue abusada sexualmente en un local donde funcionaba un restaurante diagonal a la antigua sede del Circuito Judicial la tarde de este jueves.
La falta de patrullaje policial ha hecho que el lugar donde funcionaba el restaurant Sarandonga, se convierta en un nicho de delincuentes, drogadictos y ahora de violadores. Los habitantes declararon que constantemente observan como ingresa a este antiguo local como escondite de sus fechorías, además de ser un baño público.
“Desde hace mucho tiempo venimos denunciando esta situación de inseguridad que viene ocurriendo porque no solo es el local donde funcionaba el restaurante sino otras casas que han abandonado y lamentablemente se produjo esta violación a una joven del liceo Miguel José Sanz a plena luz del día porque ocurrió entre las 4 y 5 de la tarde. Aquí se meten a las casas a hurtar, hacer raterismo desde hace mucho tiempo, pero que ocurre una violación, ya se nota que la situación se le escapó de las manos a los organismos de seguridad”, expresó Enrique García, vecino de la comunidad.
Por su parte, Honesta de Rubeis, otra de las vecinas de la zona, manifestó su preocupación ante la escalada de violencia en el sector sin que haya soluciones concretas de las autoridades.
“Ya de robos pasamos a una violación, ¿a dónde vamos a ir?, ¿a un homicidio? Hay mucha inseguridad, como vecinos le exigimos mayor seguridad. A esa joven menor de edad además de abusar sexualmente de ella, la golpearon y la dejaron morada, fueron dos tipos los que hicieron esto. Hay que buscar una alternativa de seguridad como un módulo policial, que apliquen la inteligencia porque ya esto no se aguanta”, dijo de Rubeis.
Reinaldo Méndez quien reside desde hace más de 20 años en esta comunidad, señaló que la comunidad de encuentra conmocionada por lo sucedido este jueves, por lo que pidió cerrar “ese antro” por ser un nido de delincuencia y además usan la antigua sede del Circuito Judicial como sitio de escondite.
“Exigimos que este lugar donde funcionaba un restaurante sea usado para otros fines, porque de verdad la situación está muy fuerte. La delincuencia está completamente desatada, uno llama a la policía, envían comisiones y les da asco entrar a ese antro, una cosa insólita. Somos enemigos de los fulanos chatarreros que lo que vienen es a cantar la zona, a robar así de claro”, puntualizó Méndez.