Los constantes robos, que al parecer ocurren con complicidad, mantienen en vilo a los residentes de La Llovizna, al oeste de la ciudad de Maturín.
El urbanismo conformado por unas 11 calles está a la buena de Dios refieren los afectados, quienes por temor prefirieron no identificarse.
Indicaron que un grupo de jóvenes, provenientes de San Rafael de Las Terrazas, llegan a la zona cruzando un mangozal que está detrás de la comunidad, «ese terreno lleno de monte y matas sirve de guaridas para los ladrones; quienes se esconden y huyen por allí luego que roban las casas».
«Todos somos afectados. La situación es peor para los que viven en la última calle, la 11», dijo una vecino. Al tiempo que agregó «la mayoría de los robos ocurren en la calle 11. Es más, a una vecina la han robado 3 veces».
Explicaron que «hay un personaje que, supuestamente, estudia la rutina de las víctimas, le canta la zona a los choros y estos llegan a directo. Lo saben todo, hasta la hora en la que nos levantamos; salimos y regresamos del trabajo».
Hace un par de meses, relata uno de los afectados «en un robo en la calle 11 un vecino recibió un disparo en una pierna por delincuentes de ese barrio (San Rafael)».
Del mismo modo, dijeron que han acudido a los organismos de seguridad y no han recibido respuestas favorables, por lo que acudieron a este medio de comunicación con la finalidad solicitar el apoyo de la alcaldesa Ana Fuentes y del gobernador Luna, porque temen por sus vidas.
«Las patrullas súper modernas la vemos en la avenida Bolívar y el centro, mientras que las diferentes zonas de Maturín está siendo arropada una ola de delincuencia», comentaron.
«Queremos ser atendidos. Aquí vivíamos felices hasta que comenzamos a ser víctimas del hampa dentro de nuestras propias casas, siendo secuestrados y hasta maltratados».
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