Ya la receta que indicaba “Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres” no existe como fórmula magistral de tres ingredientes para la toma del poder y la “redemocratización” de Venezuela.
El sector de la oposición agrupado en la Plataforma Unitaria -con Juan Guaidó a la cabeza-, echa mano ahora de un Acuerdo de Salvación Nacional que no niega la vía electoral antes que Nicolás Maduro salga del Palacio de Miraflores.
La próxima cita electoral en el calendario son las elecciones regionales pautadas para el 21 de noviembre próximo y, de acuerdo a expertos consultados, hay alguna posibilidad que el viento sople a favor del bando opositor, pero para ello tendría que izar las velas y el tiempo para hacerlo se está agotando.
El sociólogo Rafael Delgado Osuna es presidente de la empresa encuestadora Varianzas y al consultarle acerca de las posibilidades de triunfo de la oposición en los comicios regionales, responde con números en la mano. Explica que en sus estudios cuantitativos se evalúa esa pregunta en una escala de seguridad, es decir, preguntando a la gente sí está muy segura o no de ir a votar.
“Lo que observamos hasta este 13 de julio es que hay una intención segura de ir a votar a nivel nacional de un 30% aproximadamente”, indica.
Añade que “eso es bastante bajo y no ayuda mucho a que la oposición pueda lograr un número importante de gobernaciones de 4 o 5, o superar el número de alcaldías que tiene ahorita”.
Para Delgado, la intención de acudir a las urnas electorales tiene que aumentar de aquí al 21 de noviembre por lo menos al 50% “porque el chavismo tiene un 20% seguro a nivel nacional que va a votar. Es lo que se llama el mercado cautivo”.
Pero aun así, si la mitad de los potenciales electorales atiende el llamado al voto, todavía hay un obstáculo que superar.
“Está el tema de la fragmentación del mercado de candidatos. Tiene que haber una respuesta contundente de unidad. En casi todos los estados y municipios tiene que haber un solo candidato de la oposición, porque si estamos en un escenario de pocos electores y la oposición va dividida, se fragmentan los votos escasos”, estima el presidente de Varianzas.
“En este momento las mayores dificultades que tiene la oposición venezolana no tienen que ver con el Consejo Nacional Electoral o con el Gobierno sino consigo misma. Los mayores obstáculos para que la oposición pueda lograr una buena respuesta depende de lo que haga o deje de hacer”, enfatiza Jesús Seguías, presidente de la firma encuestadora Datincorp.
Considera que los mayores problemas competen superarlos al sector de la oposición agrupado en el llamado G4 (AD, PJ, VP y UNT). Enumera cinco puntos que tienen que resolver:
“Primero: la mayor unidad interna posible. En estos momentos eso está lleno de obstáculos, porque hay quienes quieren dividir a los opositores entre los puros e impuros, entre honestos y alacranes. Están muy mal llevadas esas diferencias que impiden una unidad”, sostiene.
Como segundo aspecto, dice que la oposición tiene que ir a las elecciones con candidatos únicos.
“A 30 días de las inscripciones no han decidido nada. En el G4 creen que los tiempos le favorecen y eso no es verdad. Están en una crisis existencial que genera una parálisis”, asevera.
En tercer lugar, Seguías considera importante que haya una tarjeta única, “que ya aprobó el Gobierno”. Como cuarto punto, considera necesario una campaña electoral paraguas “que abarque a todo el país, y que plantee un proyecto que los motive a votar” y en quinto término indica que es vital contar con un padrón electoral “que permita defender el voto el día de las elecciones”.
Destaca que hay un conjunto de elementos importantes que se han venido solventando o pueden ser resueltos relativo a las condiciones electorales: “A la oposición lo que más le interesa para obtener un buen resultado de parte del CNE es que haya una auditoría de todo el proceso de votación, que se garantice al máximo un protocolo de votación parecido al de 2015, lo cual creo que es factible y en este momento se está trabajando, que haya una depuración del registro electoral, lo cual entiendo que también se está trabajando, por otro lado, que habiliten a muchos partidos políticos, lo cual está avanzando y que se acepte la observación internacional y hay expectativas interesantes en ese sentido”.
Félix Seijas Rodríguez, director Delphos, concuerda con Delgado y Seguías que la pelota está en las manos de la oposición: “Las oportunidades están, pero no dejan de serlo sino lo haces realidad”, sostiene.
Indica que hay una serie de acciones que emprender “y mientras antes mejor”. Dice que en el país hay 360 realidades distintas (número de municipios) y que existen localidades donde la oposición es fuerte y ganaría, pero “siempre con un escenario fundamental: Tratar de mantener la unidad alrededor de la oposición que está en torno al Gobierno interino y al G4. Si se logra la unidad, un conjunto de alcaldías serán ganadas”, asegura
Añade que el otro requisito es que haya un llamado a participar, con un mensaje de las principales fuerzas políticas y acota que aún es temprano para medir las oportunidades de triunfo opositor porque hay muchas variables que aún no se despejan, comenzando con la participación en los comicios.
La relevancia del G4 es compartida por los investigadores. Para Jesús Seguías este sector político agrupa a los partidos más sólidos y de mayor capacidad de la oposición, como se demostró en las elecciones parlamentarias de 2015.
“En estos momentos están muy menguados (los integrantes del G4), pero sigue siendo el factor más importante de la oposición venezolana y el que no hayan tomado decisiones cuando están a 30 días para presentar los candidatos es sumamente grave, porque los tiempos conspiran contra ella”.
Pero eventos como los ocurrido el pasado 13 de julio, cuando fue apresado el diputado Freddy Guevara, intentaron detener al presidente interino Juan Guaidó y se han dictado órdenes de captura contra otros dirigentes opositores, hacen reflexionar al G4 sobre la viabilidad de las negociaciones con el régimen de Nicolás Maduro y la posibilidad de participación en los comicios regionales.
Este sector, que integra la llamada Plataforma Unitaria, ha señalado que su objetivo es lograr un acuerdo que permita aprobar un cronograma electoral que termine en unas elecciones presidenciales. Mientras el Gobierno ha sido enfático en que no negociará “con quienes propicien la violencia”, mientras atribuye a dirigentes de Voluntad Popular la responsabilidad de los sucesos ocurridos recientemente en la Cota 905, donde una banda criminal aterrorizó a buena parte de la capital de la República.
Seijas sostiene que la arremetida del régimen lo que evidencia es que “el Gobierno está haciendo su trabajo”, porque “quiere llegar a la mesa de negociación con el viento a su favor, primero bajando la presión a lo interno”.
Considera que las recientes acciones judiciales también tienen que ver con las protestas en Cuba y la intención del régimen de Maduro de “poner sus bardas en remojo” y de esta forma hacer sentir al venezolano que “poco puede hacer frente a un gobierno fuerte”. La idea entonces sería inocular la idea de que bajo estas condiciones es imposible la negociación o participar en las elecciones.
“La estrategia del Gobierno desde hace mucho tiempo se divide en dos grandes componentes –refiere el presidente de Delphos-: Una es desactivar a la oposición de la calle, desactivarlas en lo electoral, que el ciudadano sienta que no vale la pena hacerlo, porque es muy peligroso, no se logra nada o porque quien me dirige no es capaz de aprovecharlo o porque el Gobierno ya tiene los resultados escritos”.
Añade que el otro componente que aplica el chavismo es dividir a quienes les adversan y por eso habría favorecido la creación de una nueva oposición
A juicio de Rafael Delgado, lo que pasó con Guevara hace que el G4 “se frene más para dar la señal de participación”. Pero tiene que analizar la situación “con cabeza fría”. Señala que es importante rescatar espacios como las gobernaciones o alcaldías porque “eso te da una fuerza a la hora de otras elecciones”.
Mientras Guevara era detenido en El Helicoide y otros dirigentes buscados por las fuerzas de seguridad del régimen, el presidente de la Asamblea Nacional de 2020 Jorge Rodríguez lanzó sal en la herida opositora, señalando que en un proceso de negociación era Henrique Capriles Radonski el interlocutor válido de la oposición, lo cual generó una sobrerreacción del líder de Voluntad Popular Leopoldo López.
”Espero que Henrique Capriles no esté en la agenda de Nicolás Maduro de aplaudir como foca y que no esté en la agenda de someterse y arrodillarse a Nicolás Maduro. Espero que haga honor a la confianza que le depositaron millones de personas para ser la alternativa al chavismo”, increpó López.
Para Carmen Beatriz Fernández, experta en comunicación política y profesora de la Universidad de Navarra, España, el mejor escenario para Nicolás Maduro es ganar sin tener que hacer trampa y “si la oposición va suficientemente dividida, puede ser un escenario realista”, advierte.
Dice que en este juego político, es importante que te mantengas unido y promuevas las fisuras en el adversario, refiere que eso es lo que aplica Maduro y su nomenclatura “y no es nada nuevo, es un modus operandi que aplican mucho en Cuba: Ese trato discrecional hacia unos que estimula la desconfianza entre los demócratas. Eso explica la detención contra Freddy Guevara y las órdenes contra otros líderes, que estaban apostando a la participación”.
Señala que los factores democráticos siempre han sabido superar las diferencias externas “frente al enemigo que es monstruoso e inescrupuloso” y en ese sentido le parece “muy desacertada la declaración de Leopoldo porque es muy agresiva contra Capriles”.
Dice que las declaraciones del Gobierno precisamente apuntaban a una reacción como la que tuvo Leopoldo López y “parece mentira que a estas alturas -López- caiga en esas trampas de Jorge Rodríguez, que busca la dispersión de las fuerzas democráticas”.
Los partidos políticos que integran la Plataforma Unitaria aún debaten intensamente el tema. La Causa R ya adelantó su decisión y tras una reunión de su Dirección Nacional anunció a través de un comunicado su decisión de “no convalidar las elecciones regionales convocadas fraudulentamente por el régimen tiránico”, por lo que no participará en las mismas ni postulará candidatos.
El resto de los factores siguen discutiendo con un reloj de arena sobre la mesa. Si la opinión de la Causa R fuera mayoritaria en el seno del G4, lo lógico es que este partido hubiera esperado para que el anuncio se hubiera hecho en forma unitaria. Así que la declaración puede ser tomada como un presagio.
Por otra parte, los partidos no solo se están jugando su prestigio en el evento electoral, pues sus bases están resintiendo la demora en la decisión y está ocurriendo un trasegamiento en sus bases hacia otras plataformas políticas que les ofrecen oportunidades de postularse como candidatos. Esta realidad podría empujarlos hacia la participación.
Jesús Seguías, presidente de Datincorp, advierte al respecto: que “el opositor solo participará si sus dirigentes demuestran coherencia, unidad de criterio y disposición a ir una ruta que es la única que queda”.
“Tienen que demostrar la importancia de ganar las elecciones de gobernaciones y alcaldías, sabiendo que eso no va resolver el problema económico de nadie, pero que va intentar a aproximarse a un cambio político en el país, al empoderar a los que se definen como opositores”, acota.
Ese mensaje parece ser extrañado por el público opositor. Al referirse a estos comicios Juan Guaidó expresó el mes pasado a través de un comunicado “Entendemos que las elecciones regionales no son una solución a nuestro conflicto, (lo que) necesitamos son elecciones presidenciales».
Con esa subestimación de los comicios regionales, más “el aceite regado en el piso” por el chavismo para que la oposición resbale -como lo describe Seijas-, el G4 se apresta a anunciar su determinación y si se inclina por participar, deberá ahora rehacer sus discursos para convencer al electorado que “lo que no era importante ayer, hoy sí lo es”.
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