Los palestinos de Gaza esperan la llegada de ayuda humanitaria después de más de diez días de asedio por parte de Israel, que se prepara para una ofensiva terrestre y sigue bombardeando este territorio gobernado por el movimiento islamista Hamás.
La cadena egipcia AlQahera News, cercana a los servicios de inteligencia de ese país, afirmó el jueves por la noche que el punto de paso de Rafah entre Egipto y la Franja abriría el viernes.
En ese cruce, el único no controlado por Israel, se acumulan los convoyes de ayuda humanitaria con destino a este enclave desde donde Hamás lanzó el 7 de octubre un ataque sin precedentes contra Israel que ha desencadenado esta guerra.
Después, las tropas israelíes mataron a 1.500 combatientes del movimiento palestino en su contraofensiva para recuperar el control de las zonas atacadas.
Del lado palestino, 3.785 personas murieron en la Franja de Gaza, al menos 1.524 niños, en los bombardeos de represalia lanzados desde entonces por Israel, según el Ministerio de Sanidad de Hamás.
Barrios enteros fueron arrasados y se encuentran sin agua, electricidad ni alimento. Además, más de un millón de personas fueron desplazadas tras el asedio impuesto por Israel el 9 de octubre en la Franja, ya bloqueada por tierra, mar y aire desde 2007, cuando Hamás llegó al poder.
«Necesitamos un acceso sin trabas y entregar nuestra ayuda vital de forma segura. El tiempo apremia», indicó Unicef el viernes en la red social X.
El secretario general de la ONU, António Guterres, urgió desde El Cairo a crear «un acceso humanitario rápido y sin obstáculos» y a decretar «un alto el fuego humanitario inmediato».
De visita el miércoles a Israel, el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció un acuerdo con su homólogo egipcio, Abdel Fatah al Sisi, para permitir el paso de un primer convoy de hasta 20 camiones, un número considerado totalmente insuficiente por la Organización Mundial de la Salud.En el cruce de Rafah, operarios egipcios repararon el jueves los daños causados por los bombardeos israelíes para que pudieran pasar los camiones de ayuda. También había hacinadas decenas de personas con la esperanza de poder huir a Egipto.
«Estamos listos con nuestras maletas», dijo Mohammed, de 40 años, que trabaja para una institución italiana y lleva tres días esperando con su familia para cruzar la frontera.
El jueves, el ejército israelí dijo que había realizado cientos de ataques aéreos en las últimas 24 horas contra infraestructuras de Hamás en Gaza, mientras sigue preparando una ofensiva terrestre en el norte de la Franja, trufada de túneles donde el movimiento palestino esconde combatientes y armas.
«Ahora ven Gaza de lejos, pronto la verán desde dentro», dijo el jueves el ministro de Defensa, Yoav Gallant, durante una inspección de tropas cerca de Gaza.
Desde el enclave palestino también se lanzaron cohetes en dirección hacia Israel, vieron periodistas de la AFP.
Hamás denunció que un ataque israelí provocó muertos y heridos en la iglesia ortodoxa griega de San Porfirio en Gaza.
Las fuerzas israelíes dijeron que una pared del templo resultó dañada por un ataque de su aviación contra un centro de comando del movimiento islamista y dijeron que estaban revisando el incidente.
El martes, el grupo palestino había acusado a Israel de bombardear el hospital Ahli Arab en Gaza matando a 475 personas. Israel lo niega y asegura tener pruebas de la responsabilidad de Yihad Islámica, otro movimiento palestino.
Tampoco está claro el balance mortal. Un informe de inteligencia estadounidense del que la AFP pudo consultar algunos extractos lo sitúa «en el extremo inferior del espectro de 100 a 300» personas muertas.
La tensión también es alta en Cisjordania, el otro territorio palestino ocupado por Israel, donde han muerto 79 personas desde el inicio de este conflicto, o en la frontera con Líbano, con intercambios de disparos entre tropas israelíes, Hezbolá y milicias palestinas.
Ante estos incidentes con combatientes de Hezbolá a lo largo de la frontera, Israel ordenó el viernes la evacuación de la ciudad septentrional de Kiryat Shmona, dijo el ejército en un comunicado.
En la víspera, el ejército de Líbano acusó a las tropas de Israel de haber matado a un miembro de un «equipo de periodistas» que cubría los incidentes en la frontera. Días atrás, un reportero de Reuters murió en el sur de Líbano.
En el plano diplomático, varios países trabajan para evitar una conflagración regional. De visita a Israel, el primer ministro británico, Rishi Sunak, expresó su respaldo a ese país pero pidió acelerar la entrada de ayuda humanitaria a Gaza.
Después viajó a Arabia Saudita, donde el príncipe heredero Mohamed bin Salmán estimó que «atacar civiles» en Gaza era un crimen «odioso» y advirtió contra las «peligrosas repercusiones» en la seguridad regional.
El presidente egipcio y el rey Abdalá II de Jordania exigieron el fin «inmediato» de las hostilidades y acusaron a Israel de imponer un «castigo colectivo» a la Franja a través del «asedio, el hambre infligido y el desplazamiento forzado» de sus habitantes.
La ministra de Relaciones Exteriores alemana, Annalena Baerbock, que inició el jueves una gira regional, celebró las «señales» que hacen augurar una apertura «al menos limitada» del punto fronterizo de Rafah.
Pero la cadena televisiva CNN, citando una fuente no identificada, alertó que esta apertura podía verse retrasada.
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