El País de España
Desde hace tres días, la ciudad está completamente sitiada por las tropas rusas. No hay luz, ni agua, ni internet. Los disparos en las calles no cesan; los supermercados, desabastecidos, venden los alimentos que quedan, muchos ya caducados; la gente tiene que hacer cola en las calles para acceder a las tiendas y algunos caen muertos por los disparos mientras esperaban para comprar el pan.
Al comienzo de la invasión rusa ya se sospechaba que Mariupol iba a convertirse en uno de los epicentros de los combates. Situada en el sureste de Ucrania, a orillas del mar de Azov, esta ciudad de casi medio millón de habitantes es una de las 10 más grandes de todo el país. Fundada en el siglo XVI a partir de un asentamiento cosaco, la urbe fue mudando de nombre y de imagen a lo largo de los siglos. Después de que Catalina la Grande tomase Crimea, a la primigenia ciudad de Mariupol fueron llegando los griegos y tártaros que huían de la península, estableciéndose en su costa y formando, a día de hoy, la mayor comunidad de griegos de toda Ucrania. Tanto que a partir de 1989 en algunas escuelas el griego empezó a impartirse como una segunda lengua tras el ucranio.
El verdadero desarrollo económico no llegó a la ciudad hasta el siglo XIX, cuando Mariupol dejó de ser solo un punto portuario con decenas de fábricas de pescado y se convirtió también en un importante centro industrial con la construcción de las primeras plantas metalúrgicas. Actualmente, la industria del metal supone el 78% de la producción industrial total de la ciudad y la ciudad crea el 5,58% del PIB total de Ucrania.
El enmarañado de calles y sus nombres recuerdan la historia de la urbe: hay restos de héroes soviéticos, pedestales vacíos en los que antes se alzaba Lenin y denominaciones en griego para poblaciones aledañas. Los edificios residenciales de 9 y 14 pisos construidos con grandes bloques de hormigón durante la época de Jrushev y Brezhnev dominan el skyline de la ciudad. Y de fondo, siempre presentes, las fábricas metalúrgicas escupiendo humo que tiñe de gris plomizo las nubes que no sabes si traen lluvia o están preñadas de esquirlas de metal.
Ciudad occidentalizada
En los últimos años, Mariupol comenzó a sufrir una transformación que ha ido convirtiéndola en una ciudad cada vez más occidentalizada, con parques de atracciones o grandes centros comerciales como el de Port City que ha sido saqueado esta noche y en el que, hace unos años, mis primos y yo estuvimos comiendo pizza y jugando a los bolos. En 2021, Mariupol se situó en el puesto número seis como mejor ciudad ucraniana para vivir, adelantando a grandes urbes como Kiev, Odesa o Járkov. Hoy, la normalidad está aniquilada. Por su posición geoestratégica, sus industrias, su puerto y su economía, Mariupol ha sido desde el principio de la invasión uno de los puntos más atractivos para Putin. A pesar de que, según una encuesta de 2001, el 89% de la población de Mariupol consideraba el ruso como su lengua materna y es la lengua utilizada en la ciudad, el sitio y la ruptura de los corredores humanitarios este mismo sábado muestran que el Ejército ruso está decidido a tomar la ciudad o reducirla a escombros como ya ha pasado en Járkov. Mariupol ha acabado siendo víctima de su propio desarrollo y prosperidad.
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