El mandatario centrista Emmanuel Macron y su rival ultraderechista Marine Le Pen retoman este jueves su campaña para movilizar a sus electores y convencer a los indecisos a tres días del balotaje de la elección presidencial, tras un tenso debate.
Esta crucial elección, que debe fijar el rumbo de Francia hasta 2027, entra en su tramo final con dos candidatos con visiones diferentes sobre el lugar de Francia en el mundo, la transición ecológica, la migración o el islam.
«Esta elección es también un referéndum a favor o en contra de la Unión Europea», «de una ambición ecológica», «de la laicidad, la fraternidad», advirtió el europeísta Macron el miércoles por la noche al término del debate de casi 3 horas.
«Desde hace cinco años, he visto sufrir al pueblo de Francia (…), preocuparse por el futuro y dudar. Otra elección es posible», aseguró Le Pen, que se ve como la presidenta de la «libertad», el «poder adquisitivo» y la «fraternidad nacional».
Casi 15,6 millones de telespectadores miraron el miércoles por la noche el único cara a cara de la campaña que opuso, como en 2017, a Macron y Le Pen, casi un millón menos que entonces, según las cifras de Mediamétrie.
La prensa estimó que el presidente saliente dominó el debate, si bien su contrincante «resistió el golpe», a diferencia de hace cinco años cuando esta última enfrentó críticas por su «agresividad» y «falta de preparación».
Para Cécile Alduy, especialista del discurso de extrema derecha, hubo «un presidente a la ofensiva y una candidata a la defensiva». «Es lo contrario de una situación normal con un presidente saliente», agregó en la radio France Inter.
Macron aventaja en 12 puntos a Le Pen, según el último barómetro de Ipsos/Sopra Steria, pero, al igual que su rival, busca atraer y movilizar a los electores del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que con casi 22% de votos no logró pasar al balotaje.
Ambos intentaron marcar el miércoles puntos en ese campo. El candidato de La República en Marcha (LREM), de 44 años, estimó que la propuesta de su rival de prohibir el velo islámico en público llevaría a una «guerra civil» en Francia.
Le Pen calificó, por su parte, de «injusticia absolutamente insoportable» la propuesta estrella de su rival de retrasar la edad de jubilación de 62 a 65 años, aunque este se abrió a atrasarla solo a 64 en un guiño a los votantes de izquierda.
Mientras la candidata de Agrupación Nacional (RN), de 53 años, tiene previsto este jueves visitar su bastión en el norte de Francia y celebrar su último mitin de campaña en Arras, el centrista irá a tierras de Mélenchon.
El viaje de Le Pen no es baladí. En la segunda región más pobre de los territorios de Francia en Europa, retomará su principal eje de campaña, el poder adquisitivo, que, según los sondeos, sigue siendo la principal preocupación de los votantes.
Macron visitará Saint-Denis, al norte de París, para abordar el problema de la vivienda en una zona también pobre, antes de una entrevista en la televisión France 2. Su campaña la cerrará el viernes en Figeac, en el centro rural de Francia.
Además de denunciar el programa o el balance de su contrincante, los dos finalistas buscan movilizar una imagen desfavorable del rival: Macron, como un «presidente de los ricos» y «arrogante»; y Le Pen como un «peligro» extremista si llega al poder.
Tras la primera vuelta, la mayoría de candidatos derrotados, salvo excepciones como el ultra Éric Zemmour, llamaron a votar por el centrista o contra su rival, resucitando así una especie de «frente republicano», como en 2002.
Este jueves se cumplen 20 años de ese día. El padre de Marine Le Pen, Jean-Marie Le Pen, logró entonces contra todo pronóstico pasar al balotaje, pero el conservador Jacques Chirac lo venció con más de 80% de votos dos semanas después.
Chirac se benefició de un cordón sanitario contra Le Pen. «La idea del Frente Republicano», en su forma actual, «viene de ese momento», explicó a la AFP el historiador Jean Garrigues, para quien ahora regresó una «reflejo republicano» entre los electores.
«El peligro de una elección de Marine Le Pen es mucho más fuerte que en 2017», cuando obtuvo 33,9% de votos, subrayó Garrigues, para quien la idea de cordón sanitario para aislar a la extrema derecha va más allá de los partidos.
Actores, deportistas, intelectuales, medios de comunicación y sindicatos llamaron a impedir la llegada de Le Pen al poder, aunque el presidente centrista consideró que el «frente republicano ya no existe».
Macron recabó incluso este jueves el apoyo de los primeros ministros socialistas de Portugal, España y Alemania que, en una tribuna en el diario Le Monde, llamaron implícitamente a votar por el «candidato demócrata».
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