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Con medicamentos, recuperó el sueño, pero cada vez tenían que subirle la dosis porque no conciliaba el sueño. Hasta que un día tuvo un episodio donde durmió cuatro días seguidos, según relato Caracol.
Esta reacción a los medicamentos durante el primer año se repitió un par de veces, pero luego los ataques fueron más seguidos y largos. Marleny intentó todo para despertar a su hija durante estos episodios, pero ella no reaccionaba.
Cada vez que tenía una crisis, doña Marleny corría al hospital con ella en brazos hasta que descubrieron que se trataba del síndrome de Kleine-Levin, una rara enfermedad que solo padecen cinco personas en un millón.
“Ella me duró 70 días que fue el episodio más grande. Cuando ella entra en sus procesos de sueño yo voy la llevo al hospital, solamente le toman signos, la miran y ya, de vuelta para la casa porque ella está totalmente bien”, señala doña Marleny Tovar.
“Yo a ella la alimento las 24 horas del día, cada dos horas porque como no es la misma comida que uno come y no es la misma cantidad, entonces me da miedo que ella me caiga de peso”, relató su madre.
Doña Marleny le licua toda la comida y se la da en una jeringa cada dos horas para evitar que le coloquen una sonda para alimentarla.
El miedo de la bella durmiente al despertar
<La bella durmiente colombiana aprovecha cada minuto que está despierta para intentar continuar con su vida normal pues no existe una cura para su enfermedad.
El síndrome de Kleine-Levin es más común en hombres jóvenes, aunque se ha identificado en una amplia variedad de grupos de edad y en mujeres. A menudo, el trastorno comienza durante la adolescencia y puede persistir durante más de una década. A pesar de su naturaleza debilitante, muchos pacientes ven una disminución en la frecuencia y severidad de los episodios a medida que envejecen.
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