Desde que Joe Biden llegó al Gobierno de Estados Unidos, la política migratoria del país viró para dejar atrás algunas de las medidas más restrictivas de Donald Trump. Ante la noticia de reformas, miles de migrantes viajaron hacia la frontera con la esperanza de poder entrar al país. Sin embargo, los cambios instaurados por Biden no suponen puertas abiertas para los migrantes. La mayoría siguen siendo deportados a México, menos los menores de edad no acompañados.
La noticia de que los primeros 25 migrantes solicitantes de asilo que estaban estancados en México entraban finalmente a Estados Unidos llegó a los titulares de muchos medios y varias organizaciones criminales la usaron para vender la idea a los inmigrantes que la frontera estaba abierta.
Miles de centroamericanos y suramericanos emprendieron entonces la peligrosa ruta hacia Estados Unidos, disparando el negocio de los coyotes u organizaciones de trata de personas que cobran entre 5.000 y 10.000 dólares por persona para ayudar a cruzar la frontera.
La verdad es que la frontera no se puede cruzar libremente
Ante la grave situación que se vive en la frontera el Presidente de Estaos Unidos, Joz Biden ha designado a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris la misión de frenar la migración irregular desde Centroamérica y la coordinación con El Salvador, Honduras y Guatemala para combatir los problemas de violencia y corrupción que provocan la huida de sus ciudadanos hacia el norte.
Joe Biden describió a Harris como la persona más cualificada para ese trabajo. «Cuando ella hable, hablará por mí y no tiene que consultarlo antes conmigo», afirmó Biden, quien como vicepresidente de Barack Obama (2009-2017) asumió un papel similar.
Después de otro auge migratorio en 2014, Biden diseñó el Plan para la Alianza de Prosperidad para el Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala) con el fin de otorgar 750 millones de dólares a esos países con el objetivo de atajar las causas de la migración: la pobreza, la falta de oportunidades económicas y la violencia.
En respuesta a su nombramiento, Harris reconoció que «no hay duda de que existe una situación compleja» y habló de la necesidad de fortalecer la frontera mientras se refuerza la relación con los países del Triángulo Norte y se estimula la colaboración con el sector privado.
En concreto, la vicepresidenta tendrá dos cometidos, detallaron en una rueda de prensa telefónica funcionarios de la Administración. Su primer objetivo será frenar la llegada irregular de migrantes a EE. UU. con medidas para fortalecer la frontera y programas para que los centroamericanos puedan tramitar desde sus países de origen sus peticiones de asilo.
En segundo lugar, Harris supervisará los esfuerzos diplomáticos para fortalecer la colaboración con los países del Triángulo Norte, de donde procede la mayor parte de migrantes que han llegado en las últimas semanas a EE. UU. En este sentido, el objetivo de Harris será ayudar a esas naciones a combatir la corrupción, proveer oportunidades económicas a sus ciudadanos y fortalecer sus instituciones y Estado de Derecho.
La vicepresidenta ya ha empezado a asumir su nueva responsabilidad. Este miércoles conversó por teléfono con la delegación de alto nivel estadounidense que se reunió el martes con el Gobierno mexicano y que se dirigirá ahora a Guatemala.
De momento, Harris no tiene planeado viajar a Centroamérica, explicó uno de los funcionarios. Sin embargo, en una entrevista con la cadena CBS, la vicepresidenta sí se comprometió a visitar la frontera con México, aunque no ha precisado si lo hará pronto.
La tragedia de los niños migrantes
Cada vez son más los niños migrantes que quieren entrar en Estados Unidos. Cerca de 4.000 menores sin acompañantes adultos están ahora en los centros de detención de la Agencia de Protección Aduanera y Fronteriza (CBP) en ciudades estadounidenses limítrofes con México.
Los menores que llegan a la frontera van en aumento. Solo en febrero, 9.457 niños y jóvenes fueron detenidos sin sus padres. En enero habían sido 5.800, un aumento significativo.
La diferencia aumenta cuando se compara con las cifras de la Administración del Republicano Donald Trump: en junio de 2019, los menores en los centros de detención eran solo 2.600.
El Gobierno actual del demócrata Joe Biden mandó esta semana a la Agencia Federal de Administración de Emergencias (FEMA) a la frontera para ayudar a encontrar centros de refugio y proveer agua, comida y servicios de salud básico a los miles de jóvenes que aguardan en estos centros sus audiencias de migración en los tribunales, donde se valorará su solicitud de asilo. Autoridades locales empezaron incluso a acomodar a niños entre 15 y 17 años en el Centro de Convención de Dallas.
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