“Los Malditos del Tren de Aragua”. Ese nombre, que hasta hace algunos meses pocos conocían en Chile, en el último tiempo ha tomado protagonismo entre fiscales y policías de zonas fronterizas. No solo por los hechos de violencia que han ocurrido en la zona que limita con Bolivia, sino por las, al menos, cuatro investigaciones judiciales en que el nombre de esta banda de crimen organizado transnacional ha sido mencionado. Algo que da cuenta de cómo este grupo estaría comenzando a extender sus tentáculos a suelo chileno.
Entre sus principales actividades se encuentran el tráfico de drogas, los robos con intimidación y el tráfico de migrantes. Este último ilícito lo estarían propiciando hacia Chile. Seis de sus miembros son objeto de investigación en causas abiertas en suelo nacional.
Uno de los primeros casos en que este grupo apareció en escena tuvo su origen el 27 de marzo de este año. A través de seguimientos y otras técnicas investigativas que se mantienen bajo reserva, la Unidad de Análisis Criminal de la Fiscalía de Alta Complejidad de Iquique identificó a un grupo de extranjeros que traficaba drogas hacia Chile.
Hasta ese momento, la causa se asimilaba a una de las tantas indagatorias por este delito, en que delincuentes aprovechan pasos no habilitados para ingresar narcóticos al país. Sin embargo, algo en los imputados no cuadraba con los casos anteriores. Mostraban un temor evidente, pero no hacia los policías que los detuvieron, sino a quienes les habían encargado la misión de internar ketamina (tranquilizante para animales usado en drogas sintéticas) al territorio nacional.
Los detenidos, todos extranjeros de países de la región, indicaron que el objetivo de su viaje era ingresar de manera clandestina a Chile, pero que en la frontera se encontraron con miembros de la banda transnacional llamada Tren de Aragua.
Luego de recibir amenazas y supuestamente ser extorsionados, los extranjeros, según sus relatos, fueron forzados a ingresar la ketamina a riesgo de ser detenidos.
La causa, es necesario consignar, aún se encuentra abierta y a la espera de nuevas diligencias para corroborar la versión de los detenidos.
Sin embargo, la posibilidad de que este grupo esté operando en Chile encendió las alertas en la Fiscalía Regional de Tarapacá, de acuerdo a la información recopilada por la Unidad de Investigación y Datos de La Tercera. El Tren de Aragua es una peligrosa banda venezolana que lidera la actividad criminal en ese país y que ya ha tendido sus tentáculos a Colombia, Ecuador, Brasil y Perú. Según los primeros antecedentes de las autoridades locales, la agrupación ya se asentó en el sector de Pisiga Bolívar, límite fronterizo con Bolivia, donde sus negocios giran en torno al tráfico de drogas, de armas y trata de migrantes.
Su ubicación, según fuentes judiciales, es estratégica: la crisis humanitaria que ha experimentado este año Chile con la masiva llegada de ciudadanos venezolanos se convirtió en un hito de interés para esta banda criminal. Y si bien no es la única que ha detectado en este fenómeno una “oportunidad de negocio”, expertos consultados recalcan que esta reviste especial peligro. Se trata de un grupo particularmente violento en sus métodos.
Los fríos números
La crisis migratoria tiene su epicentro en el norte del país. En específico en la Región de Tarapacá. Las cifras detrás del fenómeno, números fríos que en muchos casos no reflejan el drama que viven quienes tratan de cruzar la frontera, dan luces del reflote que ha tenido el intento de cientos de personas de ingresar a Chile, sin importar el costo.
Estadísticas de Carabineros de la zona muestran que, por ejemplo, los controles por ingreso irregular registrados entre enero y septiembre en la zona de Colchane crecieron un 2.783% en comparación con igual periodo de 2020. Es decir, si el año pasado se controló a 360 personas (de ellas 55 menores) por traspasar la frontera en pasos irregulares, este año esa cifra aumentó a 10.378 casos, entre ellos 3.023 menores.
Huara, localidad ubicada a 161 kilómetros de Colchane, es otra de las zonas donde la migración irregular se hace presente, con un incremento de casos de 1.493% comparado con el año anterior. Según la policía uniformada, el aumento en la dotación en la zona, sumado al apoyo del Ejército, permitió aumentar los puntos de fiscalización y control, lo que incide directamente en los incrementos.
Según los registros de Carabineros, en 2021 un total de 12.714 personas fueron controladas tras ingresar por pasos no habilitados a Chile, una cifra que, en proporciones, se asemeja a la capacidad total del estadio San Carlos de Apoquindo. Y visto en detalle, las cifras entregan otro dato preocupante: el 26,4% de los detenidos -uno de cada cuatro- era menor de edad.
El mayor Renato Cárdenas, jefe del Departamento OS-9 de Tarapacá, explica que, a diferencia de un arresto, la realización de un control a los migrantes irregulares permite registrar formalmente su ingreso a Chile, a través de la PDI, para verificar sus documentos de identidad, tomar sus huellas dactilares y, posteriormente, llevarlos hasta un servicio de salud en Iquique para que inicien su cuarentena respectiva en una residencia sanitaria.
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