La irrupción de los talibanes nuevamente en Afganistán ha provocado que, junto con los casos algo distintos de Myanmar, Hong Kong e Irak con el Estado Islámico, el anodino pasado digital de un ciudadano pueda volverse en su contra debido a un repentino cambio de régimen.
Tras 20 años sin dominar el territorio afgano, el terror que han sembrado los talibán recientemente ha provocado que cientos de personas prefieran desaparecer del mundo digital, donde se almacenan amistades, gustos, intereses y amantes sin prestarle mucha atención.
Así lo han dicho representantes de la organización no gubernamental Human Rights First, la cual se ha encargado de recabar la información suficiente en países con situaciones similares a la que vive el pueblo de Afganistán, lo cual pondría en alerta a los ciudadanos de todo el mundo.
“Espero que este cambio en Afganistán nos haga más conscientes, pero ocurre que es muy difícil alcanzar un equilibrio en nuestras vidas online para restringir el acceso a tu información y seguir viviendo en un entorno digital; casi todo lo que hacemos deja algún rastro”, explica por correo electrónico a EL PAÍS, Welton Chang, jefe tecnológico de la ONG.
Entre los documentos que ha elaborado la organización que integra Chang, destaca el que para ellos resulta el más representativo para los afganos que no pueden salir del país titulado Como borrar tu historial digital. Su contenido es un proceso laberíntico que muestra la cantidad de servicios digitales que podemos haber usado sin apenas darnos cuenta. En el caso de Afganistán, simplemente tener una cuenta en una aplicación o software usados por organizaciones extranjeras es potencialmente sospechoso.
El documento advierte «sobre todo» que se debe ser metódico y paciente en su aproximación. El contenido de la investigación recomienda hacer una revisión en el correo electrónico, redes y aplicaciones de mensajería donde se pueda tener contactos o mensajes incriminatorios, luego revisar los buscadores. “Puede ser útil buscar tu nombre en buscadores para determinar qué información hay disponible sobre ti”, reza parte del documento.
Otra organización, Access Now, ofrece una guía para “autoidentificarse”, self doxing en inglés: doxing significa encontrar en Internet los datos personales de alguien que no quiere ser identificado. Con la guía, un usuario puede recorrer el camino que haría la policía o el Gobierno si, por ejemplo, quisiera saber quién se oculta detrás de una cuenta anónima en una red social.
Ante todo esto, existe la tentación de deshacerse del móvil o del ordenador. Tampoco es tan sencillo, dice Chang: no tener ningún instrumento digital es hoy también sospechoso. “Si hay tiempo, crear una breve y no incriminadora vida digital es el mejor camino, pero no todo el mundo tendrá tiempo y recursos para hacerlo”, dice. “Todas las recomendaciones de seguridad hay que contextualizarlas”, añade.
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