Las catástrofes naturales provocaron en 2022 pérdidas económicas mundiales de 275.000 millones de dólares de los cuales el 45 % fue cubierto por seguros, según confirma un informe de Swiss Re, que destaca la tendencia del aumento de pérdidas aseguradas entre un 5 y un 7 % anual en los últimos 30 años.
Así lo plasma el documento que ha publicado este miércoles la reaseguradora, que destaca entre los acontecimientos más costosos el huracán Ian en Florida (EEUU), el granizo en Francia que logró «pérdidas récord», las inundaciones en Australia y Sudáfrica, las tormentas invernales en Europa y EEUU y las sequías en Europa, China y América.
2022 fue el segundo año consecutivo en que las pérdidas aseguradas por impactos naturales superaron los 100.000 millones de dólares, y el cuarto con mayores pérdidas totales (no necesariamente aseguradas), según indica el documento.
La magnitud de estos impactos económicos se debe especialmente a que ha crecido la exposición de los bienes a los riesgos naturales, una vulnerabilidad acentuada por la inflación, precisa el jefe de Riesgos Catastróficos de Swiss Re, Martin Bertogg.
El incremento de las pérdidas, que se intensifica por la concentración de valor en zonas vulnerables, supone según Bertogg «una llamada de atención para reflejar este factor de exposición de forma aún más cuidadosa en las evaluaciones de riesgos, al tiempo que se sigue ayudando a la sociedad para que esté mejor preparada».
«Las tarifas de reaseguro de catástrofes de bienes subieron a máximos de 20 años en las renovaciones de enero de 2023, continuando una trayectoria que comenzó en 2018», reza el informe.
Los expertos auguran que los tipos de interés continúen en alza, pues «la tormenta económica no ha terminado» y la situación de catástrofes naturales -que se traduce en que la población asegure más bienes-, ligada a la presión inflacionista y al consecuente encarecimiento de éstos, suponen mayores costes de financiación.
Como resultado, «es probable que los proveedores de capacidad aseguradora sigan siendo más cautelosos a la hora de desplegar capital por diversas razones, entre ellas la evaluación del riesgo y la experiencia de pérdidas», apuntan desde la reaseguradora.
«A medida que aumente la exposición y baje el apetito por el riesgo, es probable que se mantenga la escalada de precios y que sigan subiendo las retenciones y el endurecimiento de las condiciones», afirma el economista jefe de Swiss Re, Jérôme Jean Haegeli.
El principal causante de las pérdidas en 2022 fue el huracán Ian, el siniestro más costoso del año y, después de Katrina (2005), la segunda catástrofe natural más costosa en pérdidas aseguradas según el informe de sigma.
Incluso como tormenta, una vez llegó con la categoría 4 al estado sureño de Florida -acostumbrado a este tipo de fenómenos extremos-, provocó pérdidas aseguradas estimadas de entre 50.000 y 65.000 millones de dólares.
En Europa, las tormentas que impactaron el noroeste en febrero de 2022 costaron más de 4.000 dólares en pérdidas aseguradas combinadas, casi el doble de la media de los diez años anteriores.
Mientras, Francia registró el mayor siniestro anual por tormentas de granizo, que acarreó pérdidas valoradas en 5.000 millones de dólares.
También las inundaciones del año pasado a nivel mundial fueron más costosas que el promedio: nunca unas inundaciones habían supuesto pérdidas aseguradas tan altas como las que sufrió el este de Australia entre febrero y marzo de 2022, valoradas en 4.300 millones de dólares, inundaciones que a su vez supusieron el mayor siniestro por catástrofe natural jamás registrado en el país oceánico.
La falta de lluvias dada la «variabilidad meteorológica y las condiciones anómalas de circulación atmosférica» se reflejó asimismo en las cuentas: en Brasil, las cosechas afectadas por las graves sequías y las olas de calor costaron 1.000 millones de dólares en pérdidas aseguradas.
Con información de EFE
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