El presidente de Argentina, Javier Milei, presentó el 20 de diciembre un decreto para transformar en sociedades anónimas «todas» las empresas estatales para su «posterior privatización», como parte de un plan de 300 medidas con el que busca desregularizar la economía del país.
Dentro del paquete que ahora mandará al Congreso para su aprobación, el mandatario incluye la derogación del régimen de sociedades del Estado y de la normativa que impide la privatización de las empresas públicas.
Argentina vivió este 20 de diciembre, aniversario de las revueltas sociales que le costaron la presidencia a Fernando de la Rúa en 2001 y dejaron un saldo de 39 muertos, una intensa jornada protagonizada por las miles de personas que salieron a manifestarse en las calles de Buenos Aires convocadas por oganizaciones sociales lideradas por el Polo Obrero, y el anuncio del nuevo mandatario, el ultraliberal Javier Milei, de un programa de estabilización que aspira a reconstruir la economía terminando con el endémico déficit fiscal.
El presidente se dirigió al país la noche de este miércoles por cadena nacional de radio y televisión para enumerar las principales medidas del plan, que contempla la reforma de más de trescientas normas cuyo objetivo es sentar «las bases de la reconstrucción de la economía argentina y devolverle la libertad y la autonomía a los individuos, sacándoles el Estado de encima».
Según Milei, que hace apenas un mes que asumió la presidencia tras derrotar en segunda vuelta al ministro de Economía del Gobierno peronista, Sergio Massa, Argentina puede ser de nuevo «una potencia mundial», como a comienzos del siglo pasado, pero para eso hace falta «desarmar la enorme cantidad de regulaciones que han impedido, entorpecido y detenido el crecimiento económico».
Después de que Milei anunciara su plan económico, cientos de manifestantes se concentraron en las inmediaciones de la sede del Congreso de la Nación para continuar con la protesta que horas antes habían llevado a cabo unas tres mil personas que recorrieron las calles del centro de Buenos Aires para finalizar concentrándose en la emblemática Plaza de Maya, frente a la Casa Rosada, sede de la Presidencia de la República.
La movilización nocturna también se dejó sentir en diversos barrios de la capital, donde los vecinos protagonizaron una sonora una protesta desde sus ventanas y balcones haciendo sonar cacerolas y otros utensilios domésticos. Según pudo comprobar EFE, la acción de protesta se escuchó en varias zonas de la ciudad, entre ellas algunas de las más acomodadas, como Palermo y Belgrano, pero también en barrios más modestos como Caballito, Almagro y Avellaneda.
Horas antes, la primera protesta social contra Milei se saldó con una tibia convocatoria y sin incidentes de consideración, en buena medida por el fuerte despliegue de efectivos de la Policía Federal y las unidades antidisturbios de Gendarmería.
Pero también pesaron las advertencias lanzadas por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y por el propio presidente Milei de que quien ocupara la vía pública o cortara carreteras dejaría de recibir los planes de ayuda social para los más desfavorecidos, en momentos en que cuatro de cada diez familias argentinas viven por debajo del umbral de pobreza y la indigencia afecta al diez por ciento de la población.
Vía EFE
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