La patrona del oriente venezolano, ha dejado una profunda huella en la comunidad 23 de Enero en la capital del estado Monagas.
Aunque este sector se encuentra lejos de las costas margariteñas, donde se encontró por primera vez su imagen, la devoción hacia «Vallita» ha florecido y se ha convertido en una fuente inagotable de fe y devoción para sus habitantes.
La historia de esta devoción en el sector 23 de Enero, se remonta a más de 60 años atrás cuando la imagen de la Virgen fue encontrada en un depósito donde funcionaban los talleres municipales en la avenida Libertador.
Gracias a la visión y dedicación de Guillermina Palacios, de feliz memoria, una mujer profundamente comprometida con su fe, la imagen fue restaurada y comenzó a ser venerada por los residentes del sector.
Con el paso del tiempo, se fundó la Asociación Virgen del Valle, una organización encargada de preservar y promover la devoción hacia esta querida advocación marina.
Su objetivo principal es construir un templo en la comunidad, y cuentan con el apoyo del padre Samael Gamboa. A pesar que aún no han logrado materializar este proyecto, poseen una base espiritual sólida y esperan que en un futuro cercano puedan contar con un templo adecuado para llevar a cabo sus actividades religiosas y rendir culto a la madre del Salvador.
Hace unos años atrás, la ex gobernadora del estado Monagas, Yelitze Santaella, prometió la construcción del templo en un terreno que en su momento les fue donado por la alcaldía del municipio.
Para demostrar su compromiso, colocó una piedra con la imagen de la virgen, lo que para las mujeres fue un gesto significativo y esperanzador. Sin embargo, el tiempo pasó y la promesa, nunca se concretó; las mujeres continúan esperando el “milagrito”.
Las mujeres están preocupadas porque el tiempo pasa y no se sabe cuándo se iniciará la construcción el templo. Muchas de ellas son mayores y temen no ver cristalizado el sueño antes de partir de este plano terrenal.
A pesar del desánimo y la frustración, siguen manteniendo la fe en que algún día se cumplirá la promesa y tendrán su iglesia para honrar a su virgen.
«Una promesa es una promesa y más si se le hace a esta bella virgen. Antes de que me vaya de este plano terrenal quisiera ver el templo construido y así dejar mi legado para que sigan trabajando en esta asociación, además es un deseo de toda la comunidad», resaltó Magdalena Benavides, habitante de la comunidad y miembro de la Asociación Virgen del Valle.
Mientras tanto, las mujeres continúan honrando a su patrona con misas al aire libre. A pesar de no tener un templo adecuado para llevar a cabo sus actividades religiosas, han mantenido viva su fe y han demostrado una gran dedicación hacia su querida virgen.
La devoción hacia «vallita» sigue siendo una fuente inagotable de fe y esperanza para los residentes del sector 23 de Enero.
Cobertura de actualidad y avances innovadores, con un enfoque en sucesos locales, política y más.