La faena del señor Yoel Enrique Maita, inicia aproximadamente a las tres de la mañana cuando religiosamente se despierta. Luego de un cafecito recién “colao” empieza a preparar el termo de chicha que degustan los transeúntes del colegio República del Uruguay, en la capital del estado Monagas.
Son 25 años instalado en el mismo punto. Maita, ha visto egresar del mencionado colegio a diferentes generaciones. Muchos con el pasar de los años le siguen visitando para comprar lo que consideran la “mejor chicha de Maturín” y al que admiran como un ciudadano trabajador y “echao pa’lante».
Sus cuatro hijos, son su orgullo, como para cualquier padre, sin embargo, al contar de ellos es inevitable que no se le quiebra la voz al recordar que, de cuatro, dos actualmente se encuentran en Brasil, “los otros están allá adentro estudiando (en el colegio) y a quienes todos los días trato de sembrarles valores”.
Lo que pocos saben del señor Yoel, es que, vive en la población de La Toscana, en el municipio Piar y desde allí emprende su viaje de aproximadamente 30 minutos en bus para llegar a lo que considera su trabajo, “es y ha sido mi trabajo por todos estos años y con el que he sacado a mi familia adelante, eso es lo más importante y mi satisfacción”, aseguró.
En relación a la manera en la cual diferentes puntos ofrecen la tradicional bebida con galletas, cereales, caramelos, entre otros adornos; Maita destacó no sentir celos ni envidia, “para todos hay opciones porque cada quien tiene sus gustos, yo sigo con mi chicha tradicional con canela y leche condensada y sigue gustando”.
La chicha «cremosa” de Yoel, es parada obligatoria; bien sea para comprar la bebida o simplemente para saludarle. Quienes le conocen destacan su cualidad como ser humano, su capacidad para el servicio y sobre todo para relacionarse con las personas, razón por la cual no solo es querido, sino respetado por todos.
Los docentes del colegio Uruguay, lo catalogan como una institución; sus conocimientos sobre diversas materias se esconden entre el pelo canoso, una sonrisa algo tímida y la piel visiblemente quemada producto del trabajo diario bajo el sol de la llamada “ciudad distinta».
Es común escuchar a la hora de salida del colegio a muchos de los niños decir la frase: hasta mañana señor Yoel, indicativo de lo que representa el hombre tanto para la institución como para quienes serán los futuros profesionales del país.
En cuanto a los precios, el vendedor no dudó en asegurar que, siempre piensa en sus clientes, “los precios van desde Bs. 1 Bolívar hasta 7 bolívares, la idea es que quien se pare y pregunte se vaya contento tomándose una chicha para refrescarse”, dijo jocosamente.
El señor Yoel, es sin duda un venezolano de esos que se levantan temprano con la convicción de un día lleno de oportunidades, que a diario dan lo mejor de sí; sin pena al trabajo y sobre todo con ganas de seguir ofreciendo al público lo mejor que sabe hacer: su chicha. Desde su puesto, ha conquistado y alegrado corazones de muchos. Un ejemplo para las nuevas generaciones.
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