La modernidad y la influencia de otros países para la celebración de la Navidad, en Venezuela, se denota cada día más, como es tendencia en este mundo globalizado.
Sin embargo, el maturinés, de nacimiento o «adoptado», procura que las tradiciones se conserven, al llevarlas a la práctica, teniendo ese espíritu arraigado que le caracteriza por el verdadero significado de la Navidad, como corresponde, a la celebración cristiana de la noche en que nació Jesús, para la cual se reconoce como la noche del 24 de diciembre.
Para esta fecha del calendario, 24 de diciembre, también conocida como Nochebuena, es, precisamente, por el buen augurio que trajo el nacimiento de Jesús, el Salvador, de ser «El Camino, La Verdad y La Vida». Y aunque también se cree que existen influencias paganas, igual, la Nochebuena sigue significando una noche emotiva, de calor humano, unión y festividad.
Por ello, aún se puede ver en la calle algunas tradiciones que los maturineses aún, ante las vicisitudes, procura conservar:
Es una reunión que puede ser solo familiar, entre amigos, o mixta porque en la mesa «hay espacio para todos». Los maturineses se reúnen para cenar, celebrando con la comida, generalmente, hallacas, pernil, pan de jamón, pollo al horno o pavo, asado negro, por mencionar las comidas saladas. Mientras que en los dulces, se tiene: el dulce de lechosa, cuajado de leche con papelón, canela y especias (Churrucho), torta negra y los turrones de Merey.
Por su parte, de las bebidas se tiene: el vino tinto, cerveza, licor de ponsigué y hasta las «brujitas», que son preparados abase de madera, ron y especias.
Son grupos musicales, generalmente constituidos por un grupo de amigos que se reúnen en alguna casa para pasar la Nochebuena y vivir la Navidad. También existen la entonación de gaitas y villancicos, particularmete en colegios y organizaciones, tanto públicas como privadas. «Nosotros armamos la rumbita con las parrandas», indicó Jesús Andrés Villasmil, de Boquerón.
En Maturín, profundamente cristiana, celebra sus misas de aguinaldo a las 5 o 6 de la mañana. Para este año, la programación comenzó el mismo 15 de diciembre y culmina el 23 de diciembre en la Catedral de Maturín (@catedraldematurin).
Entre la Cena de Nochebuena, la Misa de Aguinaldo y el Nacimiento, podría decirse que es lo que más representa la Nochebuena. El pesebre es recordar el lugar donde nació Jesús, el Salvador, quien dio razones para que estas tradiciones surgieran.
En el nacimiento se colocan todas las piezas sin el Niño Jesús, desde que se arma, y justo cuando se hacen las 12, el más pequeño de la casa es quién coloca al Niño en su cuna, en el pesebre, siendo ya el día 25 para ese instante el día de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
Además de ser un objeto hermoso de decoración navideña en la casa, oficina, plaza o donde se coloque, para el maturinés representa «vida, alegría, techo, nostalgia», afirma Ángelica Narváez, abuela de Alto de Los Godos, que coloca el arbolito todos los años, a petición de sus nietos. «Cuando amanece, ellos buscan sus regalos allí, o en el nacimiento, pero siempre lo coloco el arbolito por ellos», afirmó Narvaez.
Aún hay familias y grupo de empleados que hace el «intercambio de regalos» o el «Amigo Secreto». Casi siempre la familia y los amigos se reúnen en la sala de la casa para dar regalos a quienes les correspondió según «el papelito» que sacó en el sorteo para el intercambio. Y esta es la ocasión, entre bebidas, pasapalos salados y galletas, se toman fotos para el recuerdo, se dan abrazos y charlas extendidas hasta se cuentan anécdotas familiares para reír y pasarla bien, mientras se espera al «Niño Jesús».
Es el regalo que reciben niños o niñas (y hasta adultos y jóvenes, también), que representa eso: el regalo de la alegría (la Buena Nueva que trae Jesús), de sentirse vivo, de tener algo nuevo (o usado en buen estado), que llena y esperanzas de quien lo recibe. «Y es que si el Niño Jesús te trae una panela de jabón que no tenías, hasta contento te pones por recibirla, créeme», dice de manera muy jocosa José Jesús Hernández, del sector La Puente.
Por tanto, la tradición dice que los niños y niñas, especialmente ellos, abren los regalos que descubren en el pie del arbolito de navidad, o en el Nacimiento, y muchas veces en su propia cama, el 25 de diciembre, en la mañana, apenas sale el sol.
Por esa influencia anglosajona y también comercial, el maturinés no escapa de haber adoptado al «San Nicolás» como el dador de los regalos. Por eso también es quien «coloca los regalos en el arbolito», en la navidad, expresa Hernández.
Ya para el 25 de diciembre, el maturinés, bien se queda con su familia, reunido, a comer «recalentado», tal como se le conoce también ese día, como el «Día internacional de la comida recalentada», ve películas en familia, descansando, comiendo, en ropa muy cómoda y dentro de su casa.
O sale a visitar a los familiares con sus hijos, para que estos estrenen sus juguetes con los otros niños, o visita las plazas, precisamente a eso, donde también se les puede ver a los más pequeños de la casa patinando o manejando la bicicleta «que le regaló el Niño Jesús».
Sea cual fuese la tradición, y el alcance del bolsillo, el maturinés siempre buscará pasar estas fechas de Navidad de forma alegre, con mucho ánimo, pero sobre todo, en el calor de la familia y el hogar, haciendo con ello el verdadero nacimiento de Jesús, por el cual todos celebran.
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