El pago de las promesas por favores concedidos o simplemente por agradecimiento es una tradición que se encuentra bien arraigada en los devotos de El Nazareno, durante el Miércoles Santo.
Adultos, jóvenes y niños suelen vestirse con túnicas moradas en recordatorio al color púrpura que le fue colocado a Jesús por los soldados romanos en forma de burla. Otros cumplen su promesa caminando descalzos por las calles donde transita la procesión de la sagrada imagen.
Donar cabello u ofrendar figuras en algún metal de valor son otras de las formas en las que los devotos del Nazareno acuden a él para rendirle el tributo merecido, otros aprovechan la oportunidad para hacer las suplicas al Cristo sufriente e implorar que aleje todo lo malo del país.
Para los hermanos Milagros y José Briñes, acompañar al Nazareno portando la vestimenta morada es algo que “lo hacemos con todo el amor del mundo y es algo sagrado”.
Según lo narrado por la joven de 17 años, el Nazareno hizo que ella naciera sana y ha permitido que a lo largo de su vida se mantenga en buenas condiciones de salud. “Es algo grande porque el intercede por cada uno de nosotros y conoce muy bien nuestros sufrimientos”.
Desde que la chica está pagando la promesa, José, su hermano; la acompaña en este caminar, destaca que la petición al Cristo sufriente es la misma de todos los años, “salud para todos los enfermos y prosperidad para Venezuela”, acotó.
Con la llegada de la pandemia por Covid-19, muchas personas sufrieron con la enfermedad, Dayana Bermúdez fue una de ellas, sin embargo, su promesa la cumple en agradecimiento por devolverle la salud a su hijo que estuvo a punto de morir con el virus.
Bermúdez, acudió a la misa de nueve de la mañana en la catedral Nuestra Señora del Carmen, allí relató que un «Sábado de Gloria» tres años atrás su hijo se vio grave con la pandemia que azotó al mundo, imploró al Nazareno y a la mañana siguiente su hijo mostraba gran recuperación.
“El me comentó que durante la noche sintió la presencia de alguien que le acariciaba la espalda y lo impresionante es que él estaba solo en el cuarto y conectado al oxigeno que se le estaba colocando”. A juicio de la penitente, «al Nazareno se le pide mucha salud y que nos permita seguir manteniendo la fe intacta».
La hija de Gladys González durante el proceso de alumbramiento tuvo principios de preeclamsia, por lo que la vida del bebé estuvo en peligro y a pesar de ser salvado por los médicos su nacimiento estuvo rodeado de complicaciones.
“Le pedí al Nazareno que sanara al niño, se lo ofrecí, lo coloqué en sus manos y él nos hizo el milagro, hoy tiene tres años y se muestra sano”, expresó la abuela mientras contemplaba la imagen de Jesús sufriente.
González expresó que no paga una promesa, sino que realiza un agradecimiento al vestir al pequeño con una túnica morada.
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