El pasado sábado 5 de febrero, con la ordenación de cinco nuevos sacerdotes, se puso fin al año jubilar vocacional en la Diócesis de Maturín, con motivo de los 25 años de caminar del Seminario Mayor San Pablo Apóstol, como casa formadora de los hombres que deciden consagrar su vida a Dios.
En 1995, Monseñor Diego Rafael Padrón, segundo obispo diocesano para la fecha, fundó el referido centro de estudios. Desde entonces y hasta la actualidad un aproximado de 40 sacerdotes han egresado de esta casa formadora.
Más allá de las oraciones del pueblo de Dios que peregrina en Monagas (territorio que comprende la Diócesis de Maturín), el semanario presenta una serie de carencias que en oportunidades pareciera impedir la continuidad operativa del recinto.
En un recorrido realizado por las instalaciones de lo que se pudiera considerar la universidad sacerdotal de Maturín, el Rector, Pbro. Josué Pérez, destacó la necesidad en materia de alimentación e infraestructura.
Pérez aseguró que, según los cálculos realizados, el presupuesto en materia alimenticia es de aproximadamente unos 30 mil dólares al año, “eso es solo en alimentación para atender a 35 personas con desayuno, almuerzo y cena; dejando de lado los gastos de mantenimiento e infraestructura que requieren estas edificaciones”.
El sacerdote, manifestó además que desde sus inicios, el seminario se ha sostenido con recursos de la Diócesis, apoyo de las parroquias y colaboraciones que otorgan algunos benefactores; sin embargo, la necesidad aún se mantiene debido a la realidad país.
“No somos ajenos a la crisis, y las parroquias que siempre aportaban su grano de arena ahora es menos; antes de la pandemia cuando hacíamos el domingo familiar (evento para recaudar fondos) solicitábamos cinco tortas y nos enviaban 10, pero eso ha cambiado”, dijo.
En cuanto a la edificación, los diferentes espacios presentan filtraciones. Lo que anteriormente era el seminario menor, hoy son espacios llenos de polvo y paredes agrietadas con una corona de cables eléctricos que ya cumplieron su función; razón por la cual, se hace imposible recibir formación académica allí.
En otras áreas, las vigas de madera fueron invadidas por las termitas que poco a poco las han ido consumiendo. La cancha deportiva amerita ser recuperada con urgencias.
El Rector del Seminario destacó que, en un momento los seminaristas experimentaron la labor productiva y en los espacios abiertos sembraron frijol, sin embargo, la dinámica diaria de los jóvenes que se encuentran formando como futuros sacerdotes impide la dedicación a esa actividad.
“No es que no lo hagamos y mucho menos que no nos guste, al contrario, fue una experiencia hermosa pero los muchachos están todo el día ocupado entre clases y actividades extracurriculares y eso les impide dedicarle tiempo a la labor agrícola”, manifestó Pérez.
Sin embargo, es notorio visitar el recinto y encontrarse con un cerdo, carnero y gallinas que son criados con la finalidad de ofrecer alimentación a los que allí residen y trabajan.
Tal vez al usar el término “reliquias”, muchos pensaran en algo de valor monetario. Lo que atesora el Seminario Mayor San Pablo Apóstol de Maturín es la biblioteca íntegra y conservada de Noel Grisanti, quien fuera gobernador del estado Monagas durante los años 1964 – 1965.
Otra de las “joyas” que resguarda la casa de formación es el anillo de metal que usara Monseñor Antonio Salaverria, además de un monumento simbólico donde reposan en cemento las huellas de las manos primer pastor de Maturín.
El presbítero Josué Pérez, recalcó que los jóvenes que actualmente se encuentran estudiando en el seminario pertenecen además de la Diócesis de Maturín, a la Diócesis de Carúpano y Ciudad Guayana; cuentan con una biblioteca creada gracias al apoyo recibido por Adveniat, una organización alemana que ayuda en las necesidades del catolicismo.
Sin embargo, fue enfático al asegurar que, los equipos de computación ameritan ser actualizados para una mejor formación académica de los seminaristas.
“En nombre de Monseñor Enrique Pérez Lavado, Obispo de la Diócesis; de los muchachos que acá estudian en mi condición de rector este seminario, agradezco eternamente las muestras de cariño que a diario recibimos, así como las oraciones en las cuales nos encomiendan; seguimos prestos al trabajo pastoral en esta tierra de gracia; el llamado es a quien desee colaborar, las puertas del seminario permanecen abiertas”.
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