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La dulzura del jobito recorre las calles de Maturín

Si bien no es tan popular como el mango, la ciruela de huesito y el jobito, es rica en nutrientes y el agridulce de su pulpa, se transforma cuando en la madurez se acentúa su dulzura

Ernestina Herrera
Redactado por: Ernestina Herrera
Publicado:16 septiembre, 20223:35 pm
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La dulzura del jobito recorre las calles de Maturín

Las calles de Maturín están llenas de jobito, pareciera que la ciudad se mueve junto con las frutas, la temporada del mango en mayo donde no faltan, ahora el aguacate, el jobito y las fresas. ¿De dónde viene esta fruta? ¿Por qué solo se le ve en el oriente del país? El  jobo indio es una fruta típica en el oriente de Venezuela e ingrediente fundamental, de un dulce criollo muy popular en esta región. Pertenece a la misma familia de la ciruela de huesito, que también se da bastante en el país.

Si bien no es tan popular como el mango, la ciruela de huesito y el jobito, es rica en nutrientes y el agridulce de su pulpa, se transforma cuando en la madurez se acentúa su dulzura.

Su pulpa es crujiente, jugosa, refrescante y su sabor es comparado con una mezcla de piña y mango.

Cruda o cocida, verde y madura

Se consume fresca, verde y madura, o cocida. Cuando el jobo indio madura la cascara y la pulpa son amarillas. Es preferible quitar la piel y rebanar la fruta, en lugar de morderla y chuparla, como se hace con la ciruela de huesito o el mango, debido a las fibras que radian desde la pepa o núcleo leñoso a través de la pulpa.

Por esta razón también es recomendable, una vez que la fruta esté madura, se consuma mientras continúe firme porque una vez se ablande, se dificulta la extracción de la pulpa, ideal para la elaboración de jugos y helados.

Dulce de jobito

Se prepara con agua, azúcar o papelón, clavos de olor y canela en rama.

Verde se utiliza para hacer mermelada, jalea, conserva, dulce, salsa o puré dulce, parecida a la que se hace con manzana, añadiendo canela u otra especie. También se emplea para hacer encurtidos, como ingrediente de varios aderezos y para sazonar salsas, sopas y guisos

La pulpa verde rebanada puede agregarse a una ensalada o preparar una con ella sola, agregando sal, pimienta negra, limón o vinagre y aceite.

Una docena o más

Los frutos del árbol de jobo indio nacen en un largo tallo en forma de racimos de 12 o más; son ovalados y alcanzan un tamaño 6,25 a 9 cm de largo, la piel es delgada pero fuerte y, a menudo, rugosa.

Van cayendo al suelo cuando están todavía verdes, durante un período de varias semanas. A medida que maduran, piel y pulpa se tornan de color amarillo dorado. La pepa o núcleo leñoso rodeada de fibras duras alberga de 1 a 5 semillas planas.

Se reproduce por semillas que tardan unas 4 semanas en germinar. También por esquejes mediante estacas grandes y acodos aéreos o injertado en su propio.

El jobito crece veloz

El obito, descendiente del jobo indio es nativo de Melanesia y Polinesia y fue introducido en regiones tropicales de América, Asia y África. Pertenece a la familia Anacardiaceae y su nombre científico es Spondias dulcis.

También en conocido como ambarella, su nombre más común en lengua inglesa; así como yuplón, periba, manzana de oro, ciruela del Pacífico, mangotin, mango de jobo, hobo de racimos, ciruela dulce y caja-manga.

Es un árbol de rápido crecimiento y puede alcanzar una altura de hasta 18 m, aunque el promedio es de 12 m. La variedad de porte enano, llamada jobo enano y muy común en estado Monagas, crece un máximo de metro y medio por lo que puede sembrarse en materos y porrones.

Prospera en suelos neutros o alcalinos siempre que tenga un buen drenaje y fructifica durante la mayor parte del año.

Encantador aún sin hojas

Además de ser un árbol fructífero, el jobo indio es muy ornamental por lo que es considerado es una especie propicia para los jardines. El jobo enano que crece en macetas es una buena opción para jardines de casas, urbanismos, terrazas y balcones, siempre que tenga exposición al sol para una abundante fructificación.

Las hojas elípticas, verde intenso, vistosas y brillantes, se estructuran de forma pinnada, es decir, hojas compuestas cada una de 9 a 25 folíolos foliolos, de 6.25 a10 cm, a lo largo de un eje central (raquis), en forma de alas o plumas.

La corteza, de un color gris-marrón claro, casi lisa y sus ramas agraciadas, dan a la copa una forma redondeada que lo hacen encantador incluso, después que pierde sus hojas al inicio de la temporada seca y fría, cuando se tornan de un color amarillo brillante y caen.

Las pequeñas y blanquecinas flores, se producen en racimos en el terminal de las ramas. Son variadas, hay machos, hembras y perfectas en cada inflorescencia.

Buena fuente de vitamina C y pectina

Como una buena fuente de minerales, vitamina C, pectina y fibra han calificado los expertos al jobito.

En la Guía de Referencia de Frutas Exóticas, elaborada por un grupo de expertos de todo el mundo y publicada por la revista Science Direct en 2018, así lo afirman. Además, indican que la pulpa puede utilizarse “como aditivo alimentario para mejorar las propiedades sensoriales y fisicoquímicas de los productos alimenticios” y los polisacáridos pécticos, pueden emplearse en los procesos curativos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una con dieta de alto contenido en fibra, solubles e insolubles, de 25 y 29 gramos diarios al menos. La pectina es una sustancia que se encuentra en frutas y vegetales que tiene un alto contenido de fibras y cumple una función depuradora de las paredes intestinales y facilita la síntesis de ácidos grasos, los que a su vez garantizan el buen funcionamiento del intestino y disminuyen el riesgo de enfermedad, entre otras propiedades.

El jobo indio verde contiene 9,76% de pectina, además agua, sodio, potasio, magnesio, calcio, manganeso, vitamina C, tiamina, riboflavina hierro, cobre, zinc y fósforo.

Una porción de fruta contiene 233 UI de vitamina A, 30 mg de vitamina C, 15 mg de calcio, 3 mg de hierro y 22 gramos de fósforo según estudio publicado, en el año 2013, por el Asian Pacific Journal of Tropical Biomedicina.

En cuanto a sus propiedades medicinales, se aprovechan las hojas, los frutos y la corteza. Compartimos las más relevantes:

Hojas: en infusión se usa para casos de diarreas, inflamación, enfermedades venéreas, dolores de parto.

Frutos: por su alto contenido de vitamina C mejora la función del sistema inmune, la formación de colágeno y acelera el proceso de cicatrización, ayuda a prevenir el daño de los radicales libres, las enfermedades de las encías, previene enfermedades intestinales y de la vejiga.

Ingerir la pulpa es recomendable para combatir el estreñimiento y la indigestión de forma natural. Previene la deshidratación por su alto contenido de agua y contribuye con la regulación de los niveles de azúcar en la sangre.

Corteza: tomándola en decocción tiene propiedades cicatrizantes, hemostáticas y astringentes.

Las hojas y la corteza se emplean también para el tratamiento de la candidiasis oral debido a sus propiedades antifúngicas.

El jobito es una de las frutas de la amplia variedad que se dan en Venezuela. Es sabrosa, rica en importantes nutrientes y puede comerse de muchas formas. Es un ingrediente de nuestra dulcería criolla y forma parte de lo afirmativo venezolano.

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