Desde la plaza 7 hasta la entrada a la avenida Bolívar, a la altura de la avenida Raúl Leoni, pudiera ser un museo al aire libre, sin embargo, la realidad es otra y el sueño de muchos residentes de Maturín, se encuentra muy lejos.
Las obras de arte que adornan el mencionado tramo vial están sumergidas en el abandono. La falta de conciencia de los mismos ciudadanos ha contribuido a que esculturas y emblemas donados por artistas de renombre, hoy luzcan su peor cara.
El Cilindro Tridimensional Multifraccionado, obra del caripiteño, Juvenal Ravelo, situada en la plaza El Estudiante, está totalmente deteriorada, las estructuras metálicas fueron desprendidas de su base, los vidrios que reflejan la luz y los colores de la obra han sido arrancados.
Hace 20 años que esta obra fue restaurada en su totalidad, en el 2013 durante la gestión del alcalde, José Maicavares, tanto el cilindro como la plaza fueron entregadas a la ciudadanía prácticamente nuevas como regalo por el aniversario de la ciudad.
Del emblema propio de la ciudad como lo es el 7, obra del artista Efraín “Chaín” Villarroel, situado en la plaza que lleva su nombre por ser el 7 de diciembre la fecha de la fundación de la capital monaguense, queda solo la estructura que le da forma.
Gran parte de las varillas de colores incrustadas en el número y que daban la sensación de arte cinético prácticamente han desaparecido ante la mirada de funcionarios policiales que tanto de día como de noche recorren el concurrido lugar; también fue quitada la placa de identificación y el logotipo del Rotary Club que por años identificó la plaza.
La figurina gigante, símbolo de la cultura prehispánica del municipio Sotillo, así como la plaza de las esculturas, que rinde honor a las comunidades indígenas, ambas al sur de Monagas, se pierden entre el monóxido de carbono, el polvo y el limo seco a causa del agua de lluvia que se estanca en estas esfinges y que al secar producen una mancha negra y verde.
En el caso de la escultura de El Indio Maturín, también obra de Villarroel, no recibe limpieza y mantenimiento desde hace un buen tiempo. En la plaza Francisco de Miranda, situada al frente del Museo Mateo Manaure, solo quedan las botas del prócer venezolano, debido a que el cuerpo fue robado del pedestal y hasta la fecha no ha habido ningún pronunciamiento oficial.
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