¿Quién dijo que para hacer turismo es necesario ir a la montaña, visitar una cascada, un balneario o irse a otro estado?
Dentro de la llamada “Ciudad Distinta” hay un sinfín de oportunidades y de lugares que bien valen la pena ser recorridos y visitados, solo hace falta echar andar la imaginación y mucha disposición, bien sea en carro o a pie.
Son casi cinco kilómetros de distancia que están llenos de historia, arquitectura y paisajes que dejan enamorado a cualquier persona, la única recomendación es realizar la ruta en horas de la mañana o de la tarde para evitar el sol radiante de la ciudad y llevar agua o dinero para comprarse algún helado.
La plaza El Indio invita adentrarse al suburbio de la Sultana del Guarapiche por la entrada Oeste. El indio Maturín es la representación de la fuerza y gallardía de los habitantes de la capital monaguense.
A pocos metros se localiza el emblemático hotel Luciano Junior, uno de los primeros construidos en la ciudad cuya forma son referentes de la arquitectura de la entidad.
La ruta continúa y es parada obligatoria visitar la iglesia Santa Cruz, la primera iglesia de Maturín, aunque la edificación actual no es la original, en las cercanías del templo, están las ruinas de la que fue el primer recinto religioso en la capital monaguense.
Empalmar con la avenida Bolívar es estar en el verdadero centro de Maturín, donde además de tiendas se encuentran plazas como la Ayacucho, Rómulo Gallegos y la 7, esta última guarda gran simbología para los maturineses ya que es el día de la fundación de la ciudad.
La redoma Juana Ramírez “La Avanzadora” y la plaza El Estudiante, son las más representativas y dan la bienvenida al llamado pulmón vegetal donde se encuentran diferentes espacios para el disfrute.
En este trayecto adornado por cientos de árboles de caoba está el icono de la ciudad, la catedral Nuestra Señora del Carmen, la segunda más alta de Latinoamérica y una de las más grandes de Venezuela.
El colegio Miguel José Sanz, alberga en su interior, quizás, la historia más triste del estado Monagas: La masacre de Guerra y Millán
Al final, el parque zoológico La Guaricha, espacio por excelencia de propios y visitantes, se j convertido en el lugar de encuentro, esparcimiento y recreación.
Sus amplias zonas verdes y el contacto con los animales permiten disfrutar de un día diferente.
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