Linneo Finol Hartman, su esposa Aracelys Zerpa y sus hijos Leanna, Alann y Gabriel Antonio, llegaron a la ciudad de Budapest, Hungría mediante un proceso de repatriación abierto por el gobierno húngaro para los descendientes de ciudadanos de ese país, Linneo dice que las razones que lo obligaron a irse estuvieron relacionadas con el futuro de sus hijos, como darles una mejor educación, en ese momento Venezuela atravesaba por escasez de alimentos y medicinas, se presentó el llamado de la repatriación y vieron la oportunidad, porque el abuelo de Linneo es húngaro, tenían diez años solicitándola y aprovecharon la ocasión.
Linneo y Aracelys cuentan que llegaron en agosto, época de verano con un clima agradable, «a la ciudad la conocíamos de referencia, lugares turísticos, su historia, construcciones, muy bonita una nueva cultura, el idioma bastante difícil y como el proceso de repatriación era de un año, nos dedicamos a adaptarnos, poco a poco lo hemos venido superando, fue una llegada relajada, el clima súper parecido al de Venezuela, por el programa de repatriación teníamos hospedaje y comida, lo necesario por un año, ese primer año fue como unas vacaciones para conocer la ciudad, buscar empleo, y llevar a los niños el colegio», el proceso de adaptación fue relatado a detalle por los venezolanos.
-Los primeros meses fueron de novedad, compartir con otros venezolanos que estaban en la misma situación que nosotros nos confortaba, claro pensábamos en la familia, en los vecinos y le daba a uno como guayabo, se ponía sentimental, había que afrontar la realidad, afortunadamente tenemos una asociación de venezolanos en Hungría muy cohesionada, y otra hispano parlante que nos dieron el soporte, los venezolanos éramos la novedad en esos momentos cuando estaba comenzando el programa, nos dieron estabilidad emocional, esa que se necesita cuando tu tienes el corazón en dos países, pero lo fuimos superando.
-Añoramos el clima, a nuestra familia, amigos, nuestra urbanización, la comida, el ají dulce que aquí no lo conseguimos, el papelón con limón, la comida es muy distinta y la nuestra realmente es muy sabrosa.
-Responde Maritza: El primer año fue difícil, estábamos recién llegados, cuando llegó el invierno fue horrible nos pusimos térmicos debajo de la ropa, el siguiente invierno no nos pusimos térmico, ya realmente es una prueba superada.
-Si hemos pensado en regresar pero de visita reencontrarnos con nuestros amigos, vecinos, pero realmente no es posible vendimos todo lo que teníamos y estamos empezando de nuevo, ponemos todo nuestro esfuerzo en construir nuestro futuro aquí, nuestra visita seria de de vacaciones hasta que la situación en Venezuela mejore.
-El caso de la educación fue muy delicado, tenemos un niño con condición especial y aquí no es como en Venezuela que buscan la integración de estos niños, tuvimos que buscar una escuela especial, y encontramos finalmente una donde la maestra que lo recibió era chilena, con 30 años en Hungría y nos recibió con cariño, se me eriza la piel de solo pensarlo, Gabriel Antonio estaba saliendo de sexto grado, le rebajan un año menos, mis hijos afortunadamente aprendieron el idioma rápidamente gracias a la organización que maneja el programa que es Malta, todos ya hablan muy bien.
-Los efectos de la guerra se han sentido en la economía, la inflación que ha generado en los productos, somos un país limítrofe, vecinos, vemos los movimientos a los refugiados que vienen a Budapest para permanecer acá o continuar su viaje, han recibido el apoyo de todas las comunidades, incluso la de los venezolanos para superar una situación tan difícil como es la guerra.
-Mantenerse unidos como familia, apoyarse en diferentes actividades, el apoyo de la familia es fundamental, cambiarse el chip, ser alguien como lo que éramos en Venezuela no es posible, hay que ganarle a la vida de alguna manera, aunque sea haciendo arepa y pastelitos, como lo hizo mi esposa, que aquí lo llaman arepa exprés, lo trabajamos por las redes sociales, hay que estar abiertos a los cambios culturales, el europeo es cerrado, pero luego cuando te conocen llegan a ser muy amables, tener a Dios presente en nuestra vida como un faro, ser consecuentes con Él, hacer las cosas lo mejor posible para seguir adelante…
La hija de los Finol Zerpa, Leanna se acaba de ganar una beca de AMDA (The American Musical and Dramatic Academy) en New York, está a punto de lograr su sueño y nos cuenta su experiencia:
-He tratado de no desprenderme de mi actividad como cantante, comencé a cantar a los 6 años, y me subí a un escenario a los 11 años, comencé a cantar en mi escuela Alejandro Humboldt, y en «Nace una Estrella» le mando un saludo a mis amigos y a mi profesora Milagros Simosa, estuve muchos años con ellos, cuando nos salió la oportunidad de venirnos a Hungría pensaba que no iba a poder cantar nunca más, esos sentimientos que uno tiene relacionados con la dificultad del idioma y los cambios culturales te hacen pensar en eso, sobre todo en la música, recuerdo en mi primer día de clase, un profesor llegó a mi salón buscándome, se había enterado que yo era cantante, nos comunicamos en inglés, participé en un concierto musical en español, pues el instituto es bilingüe húngaro y español, fue un momento muy lindo que siempre voy a recordar, he tenido oportunidades de participar en varios festivales, algunos muy reconocidos en Europa, en un estuvo Duda Lipa, yo tuve la oportunidad en el escenario, participé en el concurso Factor X, después de ciertos intentos de audición y vino el Covid en el medio experiencia enriquecedora y bonita y estoy muy feliz. Me puse a pensar definitivamente si era la música lo que quería hacer o era solo un hobby, decidí que era la música, por el momento me gané una beca para estudiar canto y artes escénicas, la Universidad de Artes Escénicas en Nueva York y Los Ángeles, para ese programa de teatro municipal, una lo he hecho aunque siempre me ha llamado la atención, empecé a tomar clases de teatro con Marco Alcalá, dos o tres meses, arte con Fernando Valderrama, y la dedicación lanzó sus frutos, he sido seleccionada, me ofrecieron la beca, aún debo pagar una gran parte de lo que es la matrícula, para ello decidí iniciar una campaña, trabajando por el momento, cantando en bares, hago doblaje para poder reunir el dinero, agradecida por si quieren dar un granito de arena.
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