Para el ingeniero Jesús Ramos, presidente del Colegio de Ingenieros del estado Monagas «el concepto de la ciudad inteligente es aquella que le garantiza calidad de vida a sus ciudadanos, eso no se traduce solamente en una que otra construcción que se pueda hacer, sino que representa servicios óptimos y sobre todo planificación, pero no solo eso sino que para aplicar ese concepto, que no tiene que ver solamente con el urbanismos, se requiere mucha inversión, y yo creo que lamentablemente ni el Gobierno nacional, ni el regional, ni el local tienen la capacidad para emprender la materialización de esta idea».
Ramos se refirió al hecho de que la situación política, social y económica de la nación han impedido no solo la proyección urbanística de las ciudades, sino algo muy importante, que es su mantenimiento. Explicó que por eso vemos que hay carreteras que presentan fallas de borde, escuelas y liceos que tienen grandes problemas de filtraciones, o que han perdido sus baños, ejemplo verídico de esta situación es nuestra máxima Casa de Estudios, la Universidad de Oriente, en total abandonado, y si hablamos de las estructuras de salud, el mejor ejemplo es el Hospital Manuel Núñez Tovar, ya no aguanta ni un pañito de agua más, sencillamente el estado venezolano ha fallado totalmente en la política de mantenimiento de nuestra infraestructura».
-¿Ustedes como miembros del Colegio de Ingenieros no han alertado sobre esas obras que se han deteriorado?
-El artículo 22 de la Ley que nos faculta a nosotros como ingenieros y arquitectos, establece por una parte el compromiso de nuestro gremio en aportar todo lo que tiene que ver con el desarrollo urbano de la ciudad, pero también obliga en cierta forma a los organismos públicos a solicitar nuestro requerimiento técnico. Hemos observado que por falta de una inspección adecuada hay obras que están totalmente deterioradas y que presentaron defectos en su levantamiento, por ejemplo, la carretera que va hacia Caicara y la Vinotinto, hechas durante la gestión del exgobernador «El Gato» Briceño estas obras no contaron con la supervisión necesaria y ya vemos son un desastre.
-¿Qué sugieren ustedes para todo este proyecto de la ciudad inteligente de Maturín?
-Ningún ordenamiento urbanístico se hace de manera imprevista, el ordenamiento urbanístico contempla años, así han sido concebidas las grandes ciudades, no es que yo me levanté un día y dije, decreto una ciudad inteligente, eso no es así. Una ciudad inteligente que no toma en cuenta el problema del transporte, por ejemplo, no puede llamarse ciudad inteligente. En realidad yo no conozco el proyecto, no nos fue consultado y como te dije, el problema de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos tiene aspectos mucho más complejos, también debe tener en cuenta el aspecto relacionado con la educación, también descarto eso de que el venezolano no puede ser condicionado para un proceso educativo de cambio en las ciudades, eso está descartado si tomamos en cuenta el proceso que se vivió en Caracas, en el comienzo del Metro de Caracas, nadie botaba ni un papelito en el suelo, y en los sectores urbanos como Petare o Catia se mantenía la misma situación que se presentaba en Altamira o en Chacao, la actitud del caraqueño frente al Metro es un ejemplo que sí se puede conjugar lo educativo en el desarrollo urbanístico de las ciudades.
La industria de la construcción está como el país, en recesión
Ramos se refirió a que aparte de lo que representa la industria petrolera para el país en su desarrollo económico, un factor determinante es la industria de la construcción y en estos momentos está paralizada a nivel público y privado. «Es la industria de la construcción la que produce mayor empleo y si se encuentra en recesión pues no hay desarrollo, ni tampoco aumenta el poder adquisitivo del venezolano», destacó.
-¿Qué es lo que se debe poner en práctica para activar la industria de la construcción?
-Indudablemente debe existir voluntad política, pero por sobre todas las cosas debe unirse el sector público con las cámaras de empresarios a nivel privado, sin el acuerdo o consenso de nadie se puede lograr, este consenso es necesario también para ese reconocimiento a nivel internacional que se requiere a fin de activar la inversión internacional, porque no hay dinero en los organismos públicos para obras de carácter urbanístico.
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