Cuatro de los seis años de vida de la pequeña Lucía Valentina Álvarez Mota transcurrieron en diversos recintos hospitalarios que la acogían ante sus recurrentes infecciones urinarias que le ocasionaban elevadas temperaturas corporales y malestar general en su organismo.
Con la temible sospecha de que estuviese padeciendo una patología urinaria, dados los síntomas similares que durante su infancia presentó Marianny Mota, (progenitora de la niña), Lucía fue sometida a una cistouretrografía (radiografía que toma imágenes de la uretra y la vejiga cuando esta última está llena y mientras está orinando).
El estudio le confirmó el indeseado diagnóstico a la joven madre de 26 años, que indiscutiblemente se trataba de un reflujo vesicoureteral (RVU), enfermedad con raíces hereditarias que da paso retrógrado no fisiológico de la orina desde la vejiga al uréter, patología que en algunas ocasiones se corrige de manera natural durante el desarrollo del infante, situación que no favoreció a Lucía Valentina.
Cruel realidad que asumieron los padres el 4 de febrero de 2022, cuando se encontraban en la espera de su segundo hijo. La única solución viable para la ciencia era un reimplante vesicoureteral bilateral, técnica y corrección quirúrgica para desvanecer la enfermedad que le consumía los días apacibles y felices a la primogénita de este matrimonio.
Fue en ese punto exactamente que Marianny, junto a su esposo, se halló de frente con las limitantes que podían quebrantar aceleradamente la salud de su hija, de no ser intervenida quirúrgicamente lo antes posible; siendo el tiempo el primero de ellos, pues este RVU podía ocasionar cicatrices en el tejido del riñón que traería como consecuencia la pérdida de la funcionalidad renal.
Aunado a esto, se encontraba el costo del procedimiento quirúrgico, de no menos de cuatro mil 800 dólares, cantidad de la que no disponían los padres.
En esas circunstancias de angustias recurrieron a su fe en Dios, que los condujo a que, a través de la red social Instagram presentaran el caso al gobernador Ernesto Luna, quien al tener conocimiento del mismo contactó de manera inmediata y con solución en mano a Marianny.
El mandatario regional, quien ha dado altísimas muestras de sensibilidad por los casos de salud pediátricos, no dudó ni un instante en solventar financieramente el problema.
El 24 de marzo de este año, cuando apenas habían transcurrido 15 días del nacimiento de Javier Ignacio, hermanito de Lucía, ella fue intervenida por la uróloga Marlin Brito y la nefróloga Nancy García.
Gracias a los aportes y acciones sociales del Gobernador, Lucía se recupera satisfactoriamente en la tranquilidad de su hogar, en el sector El Silencio de la parroquia Las Cocuizas del municipio Maturín.
“Tal y como lo dijo en su campaña: ¡Vamos a cambiarlo todo! El gobernador Ernesto Luna está cumpliendo y lo está cambiando todo. El solo hecho de poder operar a mi hija con la ayuda que nos brindó es la prueba fehaciente de que en apenas 100 días de gobierno está cambiándolo todo y que Dios lo bendiga, siempre”, afirmó la madre de Lucía.
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