El caserío Caño de Los Becerros, en el municipio Piar, despertó este martes 28 de diciembre, a un año de la tragedia, con un silencio de respeto y dolor.
Los sentimientos estaban a flor de piel, la tristeza invade un día más a los habitantes de la humilde comunidad, donde fallecieron 9 personas tras la explosión de los cilindros de gas.
Por tal motivo, los lugareños prepararon un monumento cerca del sitio del suceso, colocaron ramos de flores con los nombres de cada víctima, «es un homenaje por nuestros seres queridos» expresaban las personas.
Más tarde, en la escuela Juana Betancourt se llevó a cabo la misa funeral por el descansado eterno de Meivis Chacón, Magloris Ramos, Ángel Hernández, Emili Leonett, Xavielis Gil, Rutcelis Leonett, Juan ramos, Laura Figuera y Genderson Leonett.
La Eucaristía fue presidida por el presbítero Manuel Sifontes, presidente de Cáritas Maturín, quien destacó durante la homilía que «ha sido gracia de Dios los que hoy viven para contar los sucedido. El amor permite que el recuerdo de los seres queridos siga vivo entre nosotros».
Agregó el religioso que «todavía hay secuelas y se necesita fe y la iluminación de Dios. También hemos experimentado desde el primer momento, la luz de Cristo a través de la caridad y ayuda de muchas personas que sin conocerles le abocaron aportar su grano de arena».
Víctor Meneses, habitante de Caño de Los Becerros, dijo que la esperanza por salvar la vida de todos se mantuvo intacta. Agregó que esperan que las autoridades gubernamentales atiendan a los afectados y culminen las obras que comenzaron.
Al finalizar la Misa, el padre se dirigió a la alcaldesa Mariangelys Tillero, quien también hizo presencia, para pedirle en nombre de la Iglesia y de la comunidad afectada, en tomar acciones que mitiguen el efecto de la tragedia, «esto no devolverá las vidas que se perdieron pero ayudará a resarcir y hacer grandes cosas por esas personas».
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