No hace falta adentrarse a las instalaciones del Hospital Universitario Dr. Manuel Núñez Tovar (Humnt) en la ciudad de Maturín, para darse cuenta en las condiciones en las cuales se encuentra. Las caminerías reflejan el grave deterioro en el cual se encuentra el principal nosocomio monaguense.
Pocas son las luminarias que se encuentran en el pasillo que da acceso a la entrada principal del sanatorio mientras que, el techo se encuentra hundido en parte de la estructura que aún se mantiene de pie, en otras parte ha se ha caído y amenaza por terminar de desplomarse.
Las filtraciones y la humedad han conllevado a que la altura del cafetín el manto asfaltico no cumpla su función y permita el paso constante del agua.
Una de las áreas más graves es la situada a la altura del banco de sangre, en el pasillo no existe ningún bombillo, ni el sócate se evidencia. Los cables de electricidad se encuentran a la intemperie y a su alrededor es notoria la humedad en la platabanda.
En algunas paredes, el moho ha ganado terreno y ha teñido el concreto estructural de color verde diseñando de esa forma un arte marmoleado que da aspecto de todo menos de ser un recinto de salud.
Algunos trabajadores y familiares de personas que se encuentran hospitalizadas, aseguran que a partir de la las seis de la tarde, el lugar queda totalmente desolado y se convierte en una verdadera “boca de lobo”.
Asimismo, destacan que durante las horas nocturnas es común ver a personas haciendo uso del espacio para descansar después de la jornada agotadora que conlleva permanecer en el Humnt.
Si bien es cierto que recuperar una infraestructura como la del principal centro de salud del estado es costoso y amerita tiempo e inversión, se hace necesario que de manera urgente pero paulatina se realicen mejoras que garanticen seguir brindando atención a quienes llegan con sus males y necesidades.
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