Aquilino Rodríguez, de la comunidad kariña y quien representa a los pueblos indígenas en el Consejo Legislativo del estado Monagas, no le gusta el término de etnias, lo interpreta como un vestigio colonizador y se siente contento con el hecho de que en la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela se hable solamente de los pueblos indígenas, atrás quedó todo vestigio que recordara el proceso de colonización y aún considera que siguen luchando por importantes reivindicaciones que se se lograrán, en parte, cuando sea aprobada la Ley de Pueblos y comunidades indígenas, lo cual defiende sus luchas y la certeza de que 20 mil hombres y mujeres waraos, kariñas, chaimas y Eñepa, tienen todo lo que requieren para conservar su identidad, su cultura y sus orígenes.
Por ejemplo, la pandemia del Covid-19, hizo que muchos, ante lo que representaba enfrentarse a una epidemia cuyos alcances no conocíamos y frente a los cuales la medicina iba practicando la fórmula de ensayo y error, se pusieron de moda «los guarapos», todo el mundo acudió a la moringa, a la raíz del jengibre y a la cúrcuma, para contrarrestar el efecto de un virus que avanzaba vertiginosamente, a lo que Rodríguez responde «nosotros el pueblo kariña o cualquier otro de nuestros pueblos ancestrales, sabe que todo viene de la naturaleza, de la tierra, lo que pasa es que nos etiquetaron, ignoraron que nuestros espacios tienen su fundamento en el Cosmo y en los derechos de la madre tierra, ahora queremos una nueva reorientación, no es que ignoremos totalmente los significados de la medicina occidental, simplemente creemos que las dos pueden convivir, unirse en beneficio de todos y por ello vamos a efectuar un taller de la representación del pueblo indígena, con médicos en la búsqueda de ese quehacer para el beneficio de la humanidad».
Para Rodríguez «el turismo mal llevado ha ocasionado en el Caño Manamo y en el pueblo fundamentalmente warao, unas deformaciones en el ámbito de salud, han llegado enfermedades traídas de otras tierras que han venido en los últimos años a disminuir al pueblo indígena».
-Podríamos decir que si en el pueblo de Mosú, en el municipio Bolívar, por muchos años se instaló la tuberculosis, ¿eso pasó porque han llegado a estas comunidades los efectos originarios de otros lugares?
-En Mosú no ha desaparecido del todo la tuberculosis, pero hay otras enfermedades, como el sida y la malaria presentes hoy en el pueblo indígena, que se derivan de estas relaciones perniciosas, consecuencia de una actividad turística desenfrenada.
¿Entonces no están ustedes de acuerdo con el turismo, no cree que esto pudiera ser una forma económica que beneficie al pueblo indígena?
-Si creemos en la actividad turística, estamos haciendo gestiones con el Gobierno Regional para que en una casa que se encuentra en la calle Rivas, que tiene algunos defectos, se levante allí la Casa del Indígena, donde se puede albergar a los hermanos, que vienen a Maturín y no tienen donde quedarse, pero también puede servir para que se muestren las artesanías y las creaciones que salen de nuestro pueblo.
También dice Rodríguez que definitivamente a través de una Ordenanza, hay que legislar para que esté en manos de los waraos el control del Caño Manamo «la gente pasa por el Caño cualquier cosa, los productos alimenticios se encarecen porque la bora obstruye el paso de las lanchas y personas que no les importa sino el dinero, le cobran más a los indígenas, la situación es insostenible y son los genuinos representantes del pueblo indígena los que tienen que controlar el paso por el Caño Manamo, ellos deben sacar algún beneficio de que se pase por su territorio, por sus aguas y por su territorio sin que a ellos les quede ningún beneficio, eso tiene que cambiar y lo haremos con una nueva ordenanza y una nueva ley, haremos los cambios para nuestro pueblo con los argumentos que nos da la propia Constitución».
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