Alexander González: JGH hizo que volviera a caminar

Hay fechas en el calendario que muchos quisieran eliminar, en el caso de Alexander González, es el 30 de septiembre de cada año. Ese día en un accidente de tránsito, pero hace 17 años atrás, casi pierde la vida.

En su mente aún resuena la frase que muchos médicos y especialistas de la salud le dijeron: no volverás a caminar; pero una cosa dice el hombre y otra muy distinta es lo que Dios tiene destinado para cada quien.

Tras el accidente, los dolores que sufría Alexander eran «insoportables, no los aguantaba». Durante las semanas siguientes su rutina consistía en estar en una cama y visitar -usando una silla de ruedas- profesionales de la salud en busca de un diagnóstico, hasta que lo encontró: fractura de pelvis y en la base del fémur que le imposibilitan mantener la estabilidad, además había daños considerables de musculatura y nervios.

El amor y la fe de una madre por ver bien a su hijo la impulsó a la progenitora de Alexander a regalarse una estampita del Dr. José Gregorio Hernández, pero él cargaba una en su cartera.

«Me aferre a él aún más. Le pedía que obrara en mí e hiciera el milagro, que me diera de nuevo la oportunidad de caminar, que no importaba como quedaría pero que me permitiera caminar. En mis oraciones le decía que pusiera su mano sanadora, que iluminara lo que estaba dañado y que pusiera en el camino a las personas claves con las cuales iniciar el camino de recuperación», narró el agraciado.

González, relata que rezaba a cada momento y que su fe le permitía percibir que el dolor iba desvaneciendo, sin embargo, otra visita al médico tumbó sus ilusiones. «Me dijeron nuevamente que no volvería a caminar, fue un balde de agua fría».

El bendecido por el «médico de los pobres» regresó a su casa, pero con más fe y esperanza. Pasó una semana acostado y se levantaba por necesidad, «allí era cuando más le pedía a Dios».

El milagro se hizo

Una nueva visita al médico indicaría que el «Siervo de Dios» estaba obrando. En un chequeo general de su cuerpo, el especialista evidenció que los hematomas y la inflación habían bajado, «eso me dio ánimo».

Tras regresar a su casa, Alexander se quedó dormido y al despertar «algo blanco salió del cuarto, empecé a gritar y preguntar ¿Quién estaba allí? Me dijeron que en el cuarto no había nadie. No sé lo que era pero de aquí salió alguien vestido de blanco», afirma.

Desde ese entonces la mejoría llegó de forma paulatina al cuerpo del hombre que hoy lo cuenta con el corazón rebosante de alegría al saber que «cheito», como le llaman muchos a JGH, será elevado a los altares después de tantos años. «En ese momento sentí un impulso a levantarme después de tres meses en esas condiciones. Al día siguiente la presión craneal bajó, empecé a sentarme y levantarme e inicié un proceso de rehabilitación».

Para González no existe explicación de como hoy día camina cuando la ciencia le dijo que no lo haría nunca más. «Fue emocionante ponerme de pie, y poco a poco fui soltando las muletas y después el bastón».

Profesionalismo y agradecimiento

Quizás como una forma de agradecimiento, Alexander decidió estudiar medicina pero antes de iniciar se cambió a fisioterapia, se graduó y trabaja en ello.

«No lo hago por una retribución monetaria, sino para dar fe que sí funciona y más cuando va combinada con la fe y con José Gregorio Hernández»

Alexander asegura que la figura del «hombre más humano que ha tenido el planeta», debió ser elevado a los altares mucho antes, y que quienes han recibido un milagro por su intercesión «lo que debemos hacer es llevar la voz de lo que recibimos, su voz».

Destaca que cuando recibe un paciente para iniciar el proceso de fisiatría, se encomiada a JGH, porque él, como médico, conoce el cuerpo humano y sabe donde tocar para sanar.