Hoy se cumplen 67 años de la muerte del pintor Armando Reverón, nacido en Caracas el 10 de mayo de 1889 y fallecido en la misma ciudad el 18 de septiembre en 1954.
Se le considera uno de los precursores del Arte Povera, donde el creador se vale de los más humildes materiales, como trapos viejos, borra de café, desechos de madera y metales, entre otros muchos; para crear obras de altísima calidad artística.
Considerado uno de los artistas más relevantes –sino el más- en la historia de la plástica venezolana, se expresó siempre con una genialidad enceguecedora y un estilo de vida muy particular, especialmente al final de su existencia, lo que llevó a bautizarlos como El Loco de Macuto, población costera del estado la Guaria donde residió para entonces.
El maestro Reverón inició su formación artística en la Academia de Bellas Artes de Caracas, donde, gracias a su indiscutible talento, obtuvo una beca para estudiar en España y Francia.
A lo largo de su vida abordó el tema religioso, las naturalezas muertas, la figura, el paisaje, el autorretrato y el desnudo femenino; estos dos últimos fueron los más recurrentes en su producción.
En 1921 se mudó a Macuto y construyó con sus propias manos El Castillete, su morada hoy desaparecida. Se suelen distinguir en su carrera tres grandes épocas: azul (marcada por la influencia de Nicolás Ferdinandov), blanca (en la que exploró los efectos de la intensa luz del trópico) y sepia (ya a finales de los 30).
En sus cuadros experimentó con soportes y técnicas inusuales, incorporando materiales como el musgo y el óxido de hierro; pero fue sin duda la luz el elemento más explorado. Creó, además de sus pinturas, objetos de la vida diaria, valorados actualmente como parte de su trabajo artístico.
Reverón fue pionero en impulsar las muestras artística tipo happening o performance, al igual que los procesos artísticos tridimensionales conocidos como ensamblajes, al igual que del género contemporáneo de instalación.
Fue el autor de cerca de más de 700 piezas entre dibujos, pinturas y otro tipo de obras plásticas.
De entre sus pinturas pueden mencionarse, solo como destacadas en universo plenos de genuinas obras de arte, el retrato de Enrique Planchart, elaborado en 1912; el de Clotilde Pietri, expuesto en 1914; el desnudo Detrás de la Mantilla, de 1946, y el Patio del Sanatorio San Jorge, una de sus obras cumbres a pesar de encontrarse ya afectado por la esquizofrenia, de 1954.
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