Las cuentas son claras. Los jubilados y empleados públicos del país están amortiguando la crisis económica y soportando toda la situación de precariedad salarial con sueldos de siete bolívares al mes, que es igual a menos de dos dólares.
Aseguró el economista que el gobierno de Maduro no dolarizará los ingresos, al menos durante este año.
“Si eso pasa yo quiero ver esa película, porque ahí no va a recurrir al Banco Central de Venezuela (BCV) para que le dé los bolívares que le hace falta, sino que tendrá que sacar dólares de las exportaciones y abrir la caja para pagar, eso no va a pasar”.
Y es que, eso se traduciría en una cifra que no puede soportar el presupuesto de la nación. Por ejemplo, si se decide pagar 30 dólares mensuales a los trabajadores públicos activos y jubilados, el monto sería el equivalente a más de la mitad de los ingresos que recibe el país por concepto de renta petrolera.
Todo este drama salarial ha ocasionado que más de 100 mil trabajadores del sector público hayan renunciado durante el año pasado.
A esto se suma otro problema. El número de jubilados supera al de empleados públicos activos, lo que añade otro factor a la crisis económica en los hogares.
“Los que están trabajando, aparte de mantenerse ellos, tienen que mantener a los jubilados. Hay un problema demográfico importantísimo porque esa tasa de dependencia está aumentando mucho… Ahorita la relación es un jubilado y medio por cada trabajador. Distinto fuera si tenemos siete millones de trabajadores activos y un millón de jubilado, porque serían siete personas para mantener a un pensionado”.
Todo esto con el agravante de un salario que llega a 10 bolívares al mes, al sumarle algunos bonos que se otorgan, lo que está muy por debajo del sueldo mínimo que por justicia social se debe establecer en Venezuela que es de 200 dólares, según Guerra. “Pero eso es imposible de asumir por el Gobierno y por la empresa privada”.
Pese a esta realidad, en 2021 los únicos salarios que aumentaron fueron los del sector privado, en un porcentaje que será revelado el lunes 24 de enero por el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).
La realidad económica de Venezuela es dramática. Aunque durante el año pasado hubo crecimiento económico en cifras que aún el OVF está recalculando para darlas con precisión, el país fue líder en caída mundial.
“En recesión estamos desde 2014, este ha sido un récord, tenemos medalla de oro y en 2020 fue el peor año de la historia económica, con una caída superior de 22 % de su tamaño. Esa es una tragedia monumental”.
Y respecto a hiperinflación la medalla para la que califica Venezuela, según Guerra, es la de plata. “Estamos detrás de Nicaragua que estuvo cinco años, nosotros tenemos cuatro años y unos meses”.
Explicó que técnicamente el país sigue en hiperinflación porque la tasa de inflación por debajo de 50 % lleva 10 meses y aún faltan dos para considerar que se salió de esa etapa. “El BCV dice que la hiperinflación terminó en diciembre, pero no es así”.
Respecto al crecimiento económico en 2022, dijo que va a depender de cómo evolucione la actividad petrolera porque la industrial no tiene la capacidad para mover la economía rápidamente como el petróleo.
También descartó que se haya llegado a la producción de un millón de barriles diarios y que difícilmente se logre este año. “Los reportes de la OPEP dan cuenta de que lo actual son 820 mil, y este año se podría crecer entre 50 mil y 80 mil, no más que eso”.
Los dos sectores más afectados por toda la crisis económica del país son el industrial y el bancario. El primero estuvo por un control de precios que les hizo reducir horarios, empleados y hasta líneas de producción.
Y el tipo de cambio es otro aspecto que ha jugado en contra al no poder competir con las importaciones de productos terminados que se hacen a una tasa “barata” de 4,8 bolívares por dólar, lo que hace que sea mucho más costoso la manufactura nacional que lo que llega del extranjero.
“Es por esto que es más caro un kilo de arroz hecho en Venezuela que uno importado, por ejemplo… Por eso se ve la instalación de bodegones, pero no de líneas de producción. Lo que hay son nuevas líneas de comercialización de bodegones porque es muy fácil pagar 300 mil dólares por un contenedor que llega a Puerto Cabello, lo ponen en un galpón bonito con luces y ya, no hay proceso industrial de mano de obra calificada… Ya no hay trabajadores productivos sino vendedores”.
Por su parte, la banca redujo drásticamente el número de oficinas “porque el gobierno decidió que la banca dejara de ser banca en su función de intermediario financiero para prestarte a quienes tienen déficit”.
Eso se eliminó con el encaje de 100 % y después de 85 % que, de acuerdo con el economista, tiene que reformarse para dar paso a préstamos en dólares que es lo que podría dinamizar la economía del país, pero que tampoco se traduciría en que “Venezuela se arregló”.
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